Zalacaín en Madrid

Hoy de nuevo en Zalacain con unos amigos, la clase y el estilo de este sitio lo hacen único, la comida impecable, el servicio de lo mejor que he visto... Superó con mucho nuestras expectativas, que de por sí ya eran altas. Sin duda volveremos pronto, muy pocos sitios quedan hoy día como Zalacain, tiene algo que lo hace unico! Hasta pronto!!

Hacia unos años que no íbamos al Zalacain y nos ha encantado comprobar que sigue siendo un referente gastronómico de Madrid y que el servicio sigue siendo exquisito y muy profesional. Es un placer el trato recibido por todos los profesionales que hacen que la visita al Zalacain sea una experiencia inolvidable. Animo a que no pierdan todo esa esencia ya que es lo que caracteriza a un gran restaurante.

La comida estaba bien, pero nada memorable. Lo que realmente me sorprendió fue que, en un sitio tan prestigioso, sirvieran un té verde bastante malo. A pesar de que fuimos algo informales, el maître fue amable al proporcionarnos una americana para cumplir con el código de vestimenta. Sin embargo, resultó un poco incómodo que, al comienzo de la comida, nos pidieran un teléfono de contacto, supongo que para asegurarse del pago. En general, la experiencia fue agradable, pero probablemente no regresaría, ya que prefiero opciones más relajadas y con propuestas gastronómicas más innovadoras.

Uno de los tres magníficos de Madrid. Impecable en todos los aspectos, como siempre. Las reseñas negativas vienen de extranjeros, gente que no sabe de cocina Madrileña, o que vienen equivocadamente buscando estrellas Michelin. Zalacain es de esos sitios que no están pensados para ser “descubiertos”. Al contrario. Está pensado para la gente que ya lo conocemos y que llevamos repitiendo durante años.

Primer lugar. Lugar para eventos. Código de vestimenta. Se requiere chaqueta. No es caro para la calidad. La gran carta de vinos.

Tomamos el menú degustación, no era lo que esperábamos, el servicio impecable, incluso el steak tartar una gran decepción,

Para el primer restaurante con estrella Michelin en el que comí. Este lugar me dejó atónito. La complejidad de los platos y los sabores fueron fenomenales. Si estás pensando en probar un restaurante con estrella Michelin, hazlo y no te arrepentirás. Lo único que quizás te arrepientas es la factura al final, pero te garantizo que la atmósfera y los sabores harán de esta una experiencia memorable. Al entrar, el personal lo saluda. Ves un área muy bien iluminada antes de caminar hacia tu mesa. Tendrás algo de decoración y al sentarte te darán algunos platos. Son muy ligeros pero contienen mucho sabor. Para empezar, probé la lasaña y si buscas un plato con queso y que tenga ese delicioso sabor a queso. Tienes que probarlo. Además de eso, las croquetas estaban deliciosas. Contiene esa cantidad de queso que al instante te hace querer tomar otro. No olvides el suministro interminable de pan fresco que te aguantará lo suficiente hasta que llegue tu plato principal. Pedí la liebre y qué plato era este. La primera vez que probé esto me quedé impresionado por el sabor y la ternura del plato. Terminando la noche me fui con las crepes. Pensé cómo podría mejorar un postre. No solo estaba recién cocinado frente a mí, sino que el sabor era inmenso. Sabor a fruta fresca y el interior muy cremoso. Finalmente, para la reseña tendría que darle a este lugar un 9,9 sobre 10 en esa 🔥 escala. Este lugar no solo era único y lleno de sabor. Tenía un estándar que nunca antes había visto. Gracias Zalacaín por las delicias y volveré. Para futuros viajes y aventuras gastronómicas, mira mi biografía.

Restaurante elegante y comida y servicio de primera categoría. El sumiller fue muy bueno.

Zalacain es uno de los grandes en Madrid, se mantiene al máximo nivel cuatro décadas, ofrecen un producto de excelente calidad bien tratado y raciones generosas. Nunca fallas

El que tuvo, retuvo. Abrió de nuevo Zalacaín. En esta ocasión, estuve en una cena aniversario por el 50 aniversario de este restaurante y el 60 aniversario de Rekondo (fue un a 4 manos). Zalacaín, es un clásico y también un símbolo. La nueva gestión se propone recuperar el espíritu original en decoración y carta, con su búcaro. Don Pío, o su tartar de lubina. Aunque incorpora novedades para la historia del ya mítico restaurante.