Santa Canela en Madrid

Comida de 10. Personal muy top, comida increíble (bravisimas, croquetisima y tacos camaron de la isla) y postre hay que probar todos. 100% volveré

Muy buena experiencia y buen trato por parte de Borja. La comida súper rica y llena mucho. Siempre vuelvo

Comida rica. Buen servicio y muy buen trato por parte de Borja.

El personal nos permitió una mesa sin reserva, antes de las 22:30. Fueron muy amables, ya que no hablaban español, y la comida estaba deliciosa. Sobre todo los corazones de alcachofa.

Restaurante de barrio con bonita decoración y ambiente y muy buena comida.

El sitio es acogedor, y el servicio es excelente. Borja nos ha tratado genial, ha estado atento a cada detalle, y nos ha ayudado a encontrar opciones vegetarianas para mi novia. La comida está muy buena! Y la tarta de queso es para morirse

Es un lugar espectacular. Tanto por la comida como por la atención y amabilidad de los camareros, Gema, que nos atendió el otro día es encantadora 😊. Llevo 6 años yendo a comer ahí con mi abuela y nos sigue encantando tanto como el primer día. Cada vez que vamos tienen novedades en la carta y todas nos suelen sorprender para bien, por no hablar de los míticos como las bravísimas con sobrasada 😍, la oreja, ensaladilla, brioche de carrillera,… y entre las joyas de la corona : la CROQUEBURGUER 🥰 y la TARTA DE QUESO cremosa para rematar 🤩… jajaja por si no se nota me encaaanta este sitiooo y no creo que nunca deje de hacerlo.

Buenísimo ambiente, la comida muy rica pero lo mejor Gema! Nos hizo hueco en la terraza y estuvo muy atenta toda la noche! Es un encanto e hizo que nuestra experiencia en el restaurante fuera excepcional!

En el Santa Canela, bajo el cielo de Madrid,
la terraza nos abraza con su cálido latir.
Gema, la camarera, con su risa y su bondad,
teje magia en la mesa, pura hospitalidad. Las gyozas, un deleite, crujientes al morder,
la oreja, tan sabrosa, un placer sin perecer.
Croquetas que se funden, como sueños al paladar,
y las bravas, con su brío, que no paran de alegrar. Alcachofas, tiernas joyas, con su toque singular,
torreznos que canturrean al crujir y al saborear.
Cada plato es un poema, cada bocado, un versar,
en Santa Canela, todo es arte, todo es hogar. Gema danza entre las mesas, con su encanto natural,
su atención es un regalo, un detalle sin igual.
En la noche madrileña, con la brisa y su vaivén,
este rincón de delicias nos enamora, ¡qué bien! Así, en la terraza, bajo estrellas y farol,
brindamos por Gema y por este festín en sol.
Santa Canela, un refugio, un lugar para volver,
donde el alma se alimenta y se queda a florecer.

Platos con poca cantidad de comida para el precio que tienen. La ensaladilla, por ejemplo, era solo atún con un montón de mayonesa. Decepcionante.