Kappo en Madrid

Cena fantástica pero nos hicieron esperar 45min, teniendo reserva, sin atendernos ni ofrecernos ni un agua. No es de recibo que en un sitio de estas caracteristicas te hagan esperar sin atenderte.

Os pondría 6*. Bestial el menú que ofrecéis, el trato personalizado y cercano. Mi primera vez y sin duda no será la última. Gracias por la acogida.

El mejor Restaurante Japonés de Madrid

¡ALUCINANTE! Experiencia altamente recomendable, súper emocionante. Recomiendo en barra porque cambia completamente la degustación. El menú se base en tres platos iniciales calientes, continúa con diferentes nigiri (16/pers aprox) y termina con dos platitos de postre. El tiempo aproximado de servicio es de unas 2 horas, y van sacando los platos uno tras otro sin apenas espera. El precio es de 115€ por persona, sin incluir bebidas ni el uso de caviar en una de las piezas, por lo que pone en unos 150€ por persona fácilmente. A mí personalmente me pareció espectacular la calidad del producto. Los platos son aparentemente sencillos, incluso he leído por ahí que la presentación es ruda. Sin embargo, la materia prima es tan buena que no necesita servirse de salsas ni adornos, basta con un poquito de arroz, también delicioso, para acompañar a la pieza de pescado tan sabrosa. Entre los diferentes platillos destacar los tacos de bonito con gamba temporizada, el trío de atún, el nigiri de vieira con atún, el de caballa y el de calamar con el toque de wasabi encurtido..., te deja boquiabierto. El local es super agradable y la atención magnífica. El hecho de salir completamente emocionada de aquel local, con una sonrisa gigante y sin pensar ni un solo segundo en el dinero que acababa de dejarme, me hizo entender que ahí está la verdadera cocina y lo que merece la pena. Si bien reconozco que, al menos en mi caso, no es un sitio donde pueda ir habitualmente (es desorbitado el precio para el día a día), una ocasión muy muy muy muy especial desde luego merece la pena celebrarla aquí.

La cena ha sido espectacular, un viaje por sabores que nunca había imaginado. Puro arte de Mario y su equipo extraordinario. Hasta pronto!

Una gran experiencia: estuvimos en un evento con degustación de diferentes platos, cada uno mejor que el anterior! 🤤 Servicio excelente por parte de todo el personal - camareros, chefs, jefes de sala. Te hacen sentir como en casa. Desde luego, vale la pena! Gracias

Kappo para mí es "casa". Pena no poder venir más a menudo, una vez al año es lo máximo que estoy pudiendo venir por distancia. Son casi 10 años desde la primera vez y cada vez mejor. Menú cada vez más completo en los complementos pq la base, los nigiris, desde siempre han sido los mejores. La bodega, completísima, y ajustada en precio. Algo difícil de encontrar hoy en día. Grande Borja en barra. Y siempre Mario. Inigualable. Un precursor. Un salto al vacío hace 10 años y otro tras la pandemia. Llegó para quedarse y mirar desde arriba. Sin pasar por el aro de falsos gastrónomos e influencers. Alguno de los cuales le copia sin decoro. Espero seguir disfrutando muchos años de tu local y compañía. En cualquier caso, un amigo.

Fui a Kappo para celebrar mi cumpleaños y, como en ocasiones anteriores, la comida fue espectacular. La calidad se mantiene intacta incluso tras su mudanza al nuevo local: producto impecable, técnica de altísimo nivel y una ejecución que demuestra verdadero respeto por la tradición japonesa. El servicio, además, fue excelente. Sin embargo, hubo algo que arruinó por completo la experiencia: la música. Entré al restaurante y sonaba Innerbloom de Rüfüs Du Sol, seguida de rap y música de discoteca. Esto es una experiencia omakase, no el lobby de un hotel con luces de neón. Pedí amablemente si podían poner algo más acorde, como jazz o algo tranquilo que acompañe la degustación, pero me dijeron que no era posible porque el chef Mario había “curado” la playlist. Francamente, una excusa absurda. El resultado fue un contraste tremendo: una cocina delicada y sublime acompañada de un ambiente ruidoso y sin coherencia. Una lástima, porque el nivel gastronómico es de diez, pero el ambiente arruina la magia. No volveré a Kappo mientras mantengan esa música. En una experiencia omakase busco paz, concentración y disfrute, no sentirme en el lobby de un hotel con Drake sonando de fondo y prostitutas tomando sake. Cambia la musica Mario. Que desgracia le haces a tu comida y a tu proyecto.

Decepcionados. Habíamos estado 2 veces antes y decidimos volver después de un par de años porque nos había gustado. Lo encontramos diferente y no nos gustó demasiado. Muy caro (siempre lo ha sido) para estar comiendo varios platos de arroz con un tira de pescado encima. Algún trozo de pescado estaba no demasiado fresco, algo imperdonable para un restaurante japonés donde el pescado se come mayormente crudo, mucho uso de la pistola lo que le daba a la comida un ligero sabor a gas. No volveremos.

Buen producto, buenos vinos y buena atención. Dicho ésto, que es lo que se espera de cualquier establecimiento de a 150€ por persona, la experiencia se tuerce con la cadencia de los platos: 15m entre nigiri y nigiri (que es un bocado), te bebes la botella de vino porque no tienes otra cosa que echarte a la boca y después de 2 h y media acabas aburrido y deseando que te traigan la cuenta para irte. Ninguna evolución respecto al local anterior, todo lo mismo, pero abusando del flambeado y de algún nigiri pasado de wsabi (como gracia) que no aporta nada y se come el sabor del elemento principal. La.barra muy animada de gente de fácil conformar y que le gusta dar la chapa y que te sigan el rollo pero las mesas desangeladas y aburridas. Local más grande pero sin rematar y con poca gracia. Además ahora ponen música y coktails....degenerando. Enfocado a guiris forraos y sin gusto. Hay mejores ofertas en la capital.