El Jardin de Orfila (H. Orfila) en Madrid

Estuvimos celebrando mi cumpleaños hace un par de meses. La comida nos pareció exquisita y la atención excelente. Dar las gracias a Jesús y Paola por su profesionalidad y dedicación. Contribuyeron a qué ese día fuese especial.

Hace 2 años, por su cumpleaños invite a mi pareja a merendar a este restaurante, hoy en el día e su cumpleaños, repetimos, una experiencia absolutamente inolvidable. Desde que llegas al hotel eres recibido con una amabilidad que te hace sentir como en casa, un trato cálido y profesional que marco el inicio de lo que seria una tarde perfecta. El Lugar es sencillamente espectacular, combina lujo con elegancia y un toque acogedor que invita a querer pasar toda la tarde. Aunque todo el hotel esta cuidado al detalle, su magnifico jardín merece una mención especial, un espacio lleno de vida, donde puedes escapar en pleno centro de Chamberí del bullicio cotidiano de Madrid. La comida, como no podía ser de otro modo, estuvo a la altura del entorno, una exquisitez tras otra, Probamos una variedad de sándwich incluidos en la experiencia del Te, de Salmon, pastrami y otro con un toque de manzana, los Scones con una textura celestial que parecían recién horneados, probamos varios Té con nombres muy variados como los sabores, "piña colada, ganas de vivir" Tuvieron un detalle único de sorprendernos con una pequeña tarta adornada con una vela, Fue un gesto especial que hizo que el día fuera aun mas memorable. Sin duda un rincón de Madrid muy especial.

Esta muy buena comida , hemos disfrutado . Gracias a camareros son muy profesionales.

Gracias Joana por una velada maravillosa.

Restaurante que roza la estrella Michelín bajo las directrices del chef ejecutivo Mario Sandoval. Un servicio impecable y una bonita decoración enmarcan una cocina de excelente calidad a un precio razonable con respecto a otros restaurantes de este mismo nivel. Enhorabuena.

Maravilloso lugar, las habitaciones lindas y muy acogedoras, el ambiente sumamente elegante y muy exclusivo, el servicio 💯 puntos.... Me encantó 🥰

Ambiente espléndido, comida excelente, pero el servicio no estuvo ni cerca de la calidad del lugar y la cocina. Para empezar, sólo había dos mesas para servir, por lo que no era exactamente una situación ocupada. Normalmente le pido a la camarera recomendaciones del menú. Cada lugar tiene sus especialidades y disfruto confiar en sus sugerencias y probar cosas nuevas. Cuando le pregunté qué me recomendaría, respondió “nada” porque era el primer día del nuevo menú y no sabía cómo eran los platos. Pensé que estaba bromeando, pero hablaba en serio. Realmente ridículo. Además, tanto la mantequilla para el pan como el helado de yogur del postre estaban demasiado frías y por tanto duras. Tuvimos que pedir varias veces más pan y que nos rellenaran los vasos de agua. Absolutamente terrible. Una vez más, sólo había dos mesas para servir. Si quieres actuar como un profesional al no dejar pan y agua en la mesa para atenderme personalmente, está bien, pero no me pongas en una situación en la que tenga que seguir preguntándote. El único error en cuanto a la cocina fue cuando quise una copa de champán para acompañar el caviar, y solo tenían un Moët & Chandon Impérial básico para ofrecer. Si pago 100 euros por el caviar, espero un champán de mucha mayor calidad.

El ambiente en El Jardín de Orfila es verdaderamente acogedor, elegante y tranquilo. Yo opté por el Tournedó de solomillo, un plato que superó mis expectativas por su sabor y presentación. Para el postre, nos recomendaron la tarta de queso de oveja Peñagorda, que resultó ser una elección perfecta, con una textura y sabor excepcionales. La atención fue personalizada y atenta en todo momento. La carta de vinos es amplia y bien seleccionada; la recomendación que nos hicieron complementó nuestra comida.

Un ambiente precioso y silencioso, lejos del follón y la chabacanería que invaden todo; un servicio atentísimo sobre todo por parte de Jesús; una comida deliciosa. Lo que una espera de un sitio como este. Encantada, volveré.

Una atención buenísima, la metre y los camareros encantadores. El menú riquísimo, no sale de allí con hambre. Salón pequeño y acogedor. Muy recomendable.