Casa Antonio en Toledo

Bar tradicional en el mejor sentido de la palabra. Con sus parroquianos y todo. Ricas tapas y cervezas a coger directamente del frigorífico por uno mismo.

No es el mejor sitio para comer y ni siquiera tapar. Tampoco es un sitio con una gran variedad de vinos, cervezas o licores. Es un "garito' de los de antes en un espacio de los de antes. Un lugar especial que se resiste al paso del tiempo y a dejar el espectacular casco histórico de Toledo sólo para el turista. Uno de esos donde bien podías empezar la tarde de cañas y que te dieran las 2 de la madrugada. Un local donde de fondo se escucha rock de los 80 en un ambiente de PM. Larga vida a este local.

Un bar de los de antes, muy bien atendido (por lleno que esté su propietario siempre atiende con amabilidad y una sonrisa), con muy buenas tapas y raciones (excelente el bacalao desmigado) y con la cerveza muy fresquita. El local suele estar lleno. Tiene unas cuantas mesas delante. Esta situado en una plaza muy acogedora. Ideal para tomar un aperitivo y una cerveza.

Hay dos tipos de sopas frías que debes probar cuando vengas a España. ¡Están buenísimas!

La verdad no comimos bien, y nos pareció caro por lo que comimos, hay mejores lugares para ir a comer qué días después conocimos

Bar con comida típica local. Excelente precio / calidad. Totalmente recomendable

Comida y trato de 10. Los bocadillos muy buenos, las rabas ricas sin gota de grasa y las empanadillas rellenas al tope. Bue. Lugar para tapear. Calidad/Precio un 10.

Nuestro tour con guía acabó cerca y necesitaba ir al baño. Entré sorteando gente de la calle sobre las 20horas. Al salir pedí cerveza y el dueño detrás de la barra me dijo que los tercios estaban calientes, me sorprendió que se molestara, al ser turistas, en decirnoslo, no en todos sitios les gusta reconocer que la nevera se acaba de llenar. Porque lo había dado todo ésta semana santa. En la terraza conocimos a una gente de Toledo que nos aconsejó probar las empanadillas y la carcamusa. Lo hicimos, también probamos las longanizas al vino y las croquetas caseras de jamón. Luego, hemos visto que son especialistas en casquería, hemos de volver. En la mesa nos atendió una camarera rubia, perdón por no preguntarle el nombre, que es más "salá que las pesetas". Nos hemos venido de Toledo con un muy bien recuerdo y con un bar al que recomendar a los amigos.

Hay que revisar un poco las tortillas (buenas pero no tan buenas como las otras cosas)

Ambiente ruidoso, servicio muy atento, pero se olvidaron de traer un artículo, comida normal.