Street-Xo en Madrid

Experiencia gastronómica sin parangón. El sabor de los platos es inigualable y la calidad de su elaboración también. Además, el concepto “callejero” le da un toque muy original. No se puede reservar. Pero ya he estado en dos ocasiones, a mediodía, y no he tenido que hacer una cola excesiva ni esperar durante mas de media hora. Sin duda, merece la pena!

Prepárate para un asalto a todos tus sentidos. Entrar en StreetXO es como entrar en otra dimensión. Es como sumergirse en una película de Baz Luhrmann: trepidante, enérgica y desbordante, solo que esta vez, el legendario chef David Muñoz está al mando. En cuanto cruzas el umbral, tus sentidos se ven bombardeados por la música atronadora y las impactantes imágenes. Mientras esperas tu mesa, puedes probar su cóctel estrella, el ❤️ BLOOD XO, servido con gran dramatismo en una copa anatómica con forma de corazón. Sin embargo, esto es solo el preludio del espectáculo que te espera. Pronto, te sentarás en la barra roja que rodea la cocina abierta, lo que permite a cada comensal ver a los chefs en acción desde primera fila. Aquí, cada plato cuenta una historia en sabor, textura, aroma y forma, y ​​ver la comida preparada en la mesa es puro teatro culinario. Desde el DUMPLING PEKINÉS hasta la LASAÑA COREANA, cada plato se siente como una obra de arte surrealista, fruto de la imaginación desbordante de su creador, que muestra el ingenio de Muñoz para combinar influencias de la comida callejera internacional con una técnica de nivel Michelin. Pero hay una salvedad: el mundo de David Muñoz no susurra, sino que ruge. La alquimia de sabores intensos, la implacable banda sonora electrónica y la decoración kitsch hiperestilizada podrían llevar a algunos comensales al borde de una sobrecarga sensorial. Sin embargo, en este ámbito, Muñoz no es un simple chef: es Dios, y el exceso es la esencia de su universo. Cada bocado, cada sonido y cada color es una declaración divina de su visión, todo convergente en una experiencia gastronómica llena de adrenalina. StreetXO funciona menos como un restaurante y más como un parque temático. Si te apetece una experiencia de alto octanaje, abróchate el cinturón para un intenso festín para los sentidos. Pero si vienes solo por la gastronomía, tendrás que aceptar las condiciones de entrada. Para quienes estén dispuestos a aceptar el caos, la recompensa es una comida extraordinaria.

Espectacular. Impresionante comida , local , lavabos, diversidad de platos y buena explicación de cada plato . El servicio fantástico. Un 100 por 100 recomendable.

Me encantó ❤️. El pan para chuparse los dedos …. Las croquetas de la Pedroche son exquisitas. El Wanton a mi me encantó sin la costilla d maíz 🤭 Las gyozas con oreja nivelazo. También probamos el arroz a la cubana que me sorprendió muchísimo y el plato estrella para mí fue el lomo alto con su salsa triste que era de otro mundo … Verlos a ellos trabajar es una pasada, recomiendo llevar manga corta 😜.

Hay que vivir la experiencia? Si. La comida te va a volar la cabeza? No Streetxo es la experiencia, los cócteles están ricos, Elena es la mejor camarera sin duda, pero la comida no esperes que te vuele la cabeza ni que quieras repetir un plato o que no se acabe el que te estás comiendo. La música está demasiado alta, acaba molestando y los cocineros están a gritos (cosa que entiendo porque con la música no se oye nada). Me alegro de haber ido porque es una experiencia y el local está chulísimo y es como teletransportarse a Japón, pero a nivel gastronómico no repetiría y mira que soy muy fan de Dabid y su cocina

Platos super mega sabrosos con toques asiáticos. Probamos las croquetas de la pedroche y estaban buenas. La carrillera de vaca es lo mejor que pedimos, super melosa y la salsa muy rica. Pedimos el wonton de chistorra también muy rico pero las mazorcas de maíz a nosotros no nos gustó mucho aunque con la salsa nos la comimos. El arroz a la cubana es original y el chimichurri del criollo muy rico. El postre brutal, buenísimo. Los cócteles tambien ricos. Nos quedamos llenos pero con ganas de comer más platos. Repetiremos. En la terraza la música se escucha pero se puede hablar bien. En la barra es como si estuvieras casi en una discoteca. No hay menú cerrado, pagas por platos.

Desde la entrada, con Carmen y Maria, los camareros, cocineros... todos súper majos. Muy buen rollo y por supuesto todo muy rico. Repetiremos

Me gustaba más el antiguo local donde pudimos cenar en la terraza y fue muy agradable. En el nuevo estuvimos en el barra y esa experiencia no me gustó. No me gustó pagar esos precios para tener tan cerca a otras personas desconocidas que me rozaron varias veces. La comida deliciosa, nunca te deja indiferente. Muy buen servicio.

Original, bien servido, rico, todo estupendo, tienen de bebida un montón de opciones de cualquier licor PERO porqué solo una marca de cerveza, una pena no poder elegir, si es porque les pagan los trajes se los camareros un poco cutre y en Madrid son Mahou ya un pecado mortal. Pequeños detalles para ser perfectos

No se puede reservar, lo cual es comprensible. Sin embargo, la entrada al restaurante no sigue un orden de llegada ni parece regirse por una norma clara. Éramos tres personas y nos hicieron esperar más de una hora, mientras entraba mucha gente que había llegado después. Entiendo que se dé prioridad a grupos de dos si es el número exacto de asientos libres, pero también vimos entrar antes a varios grupos de cuatro que llegaron más tarde. Finalmente, solo nos pasaron cuando se marchó un grupo de exactamente tres personas, lo cual resulta aún menos lógico teniendo en cuenta que estoy hablando solo de gente que comíamos en la barra, no en la terraza, y por tanto no hay mesas con tamaño fijo.