Nuestro primer restaurante Saona en Madrid, situado a escasos metros de la mítica calle Serrano, con un ambiente profundamente acogedor marcado por la personalidad innata de nuestras cálidas alfombras.
Nos atendió Gabriel que fue atento y encantador. Tomamos menú mediodía y da gusto poder elegir entre diversos platos deliciosos y muy bien elaborados. El salmón siempre está riquísimo. Súper bien relación calidad / precio. Volvemos una y otra vez.
Saona ya no es lo que era. Ahora es más un restaurante de postureo que de sinónimo de calidad.
La atención lenta y muy regular con la calma latinoamericana, el precio del menú de viernes y sábado sin bebida de noche por las nubes (19,99 euros) y lo peor es que los platos de comida son excesivamente pequeños. Quitando las croquetas, he tenido la sensación de que algunos platos como el canelón de verduras o el pollo teriyaki estaban cocinados horas antes y los han calentado y a correr. Se notaba que no estaban recién hechos.
Probamos también las patatas saona y he decir que era lo único que se salvaba relación calidad precio. Por último, la piña del postre estaba regular partida y de calidad regular (escocía un poco la boca tras comerla).
En fin, una pena que esta cadena se haya echado a perder. La comida estaba de 7/10 pero lo dicho, las raciones son escasas.
No entiendo las opiniones del sitio que leo por aquí, es para no volver si aprecias un mínimo el dinero que tienes. Tocamos a 22 euros por persona.