Restaurante Iván Cerdeño en Toledo

Emplazamiento, instalaciones, servicio, ambiente, menú, maridaje... Todo está a un nivel espectacular. Experiencia para repetir.

¡Realmente genial! Merece todas sus estrellas. La comida fue espectacular y el servicio encantador. Nos pareció que incluso el menú de 15 platos era demasiado. Sin duda volveremos, ¡pero la próxima vez optaremos por el de 12 platos!

La estancia en el cigarral del angel fue una experiencia sensorial de la que se aprovecharon sobre todo nuestras pituitarias, papilas y retinas! Dos estrellas bien merecidas por Ivan Cerdeño, con el que pudimos charlar un rato.

La experiencia es sublime de principio a fin, desde la atención de cada parte del equipo, hasta el fabuloso menú y las vistas. Todos fueron encantadores y el menú es brutal, comenzando por unos entrantes super potentes y sabrosos, pasando por unos platos de vegetales y de caza tratados por Iván como nadie, para terminar con unos postres que me volaron la cabeza. Y ni hablar del trabajo de Maikel con los vino.

¡Un momento inolvidable! ¡Fuimos a comer y disfrutamos de un menú de la mejor calidad! El menú fue absolutamente impresionante. Dos estrellas es lo mínimo 👍😁 ¡Me encantaría volver! 🫶

Sitio espectacular todo en general sus vistas su comida sus instalaciones si quieres triunfar con tus invitados desde luego que es un sitio ideal sin duda alguna.

Simplemente perfecto, Iván profesional y cercano, su mujer más y el sumiller un espectáculo, hay que disfrutarlo

Vinimos de Francia para celebrar el 20 cumpleaños de nuestro nieto, que ahora mismo está en Madrid. Reservamos en Iván Cerdeño porque tiene dos estrellas Michelin. El entorno, tanto interior como exterior, era magnífico. La comida fue absolutamente extraordinaria, una explosión de sabores en boca, con un servicio de alta calidad y un sumiller perfecto. Así que, unos amigos y yo decidimos volver a Toledo, una ciudad magnífica, para volver a este restaurante.

Hemos tenido ocasión de disfrutar de Las Noches del Ángel y, siendo clientes habituales de la cocina de Iván desde hace muchos años, me veo en la necesidad de compartir una impresión algo distinta a la que solemos tener en sus restaurantes En esta ocasión, algunos detalles nos dejaron una sensación menos redonda de lo habitual. La croqueta, por ejemplo, presentaba un tono excesivamente oscuro que sorprendió verla llegar así a la mesa. Afortunadamente, el sabor no se vio comprometido, pero visualmente resultó menos atractiva. En cuanto a los principales —el sabayón y el canelón de rabo de toro— los encontramos ligeramente pasados de sal, algo que no corresponde a la precisión a la que Iván nos tiene acostumbrados. Somos fieles seguidores de sus menús degustación desde hace muchos años, y es la primera vez que nos vamos con una impresión agridulce, no por el precio, que en el caso del menú de las Noches es competitivo, sino por estos pequeños desajustes que no son habituales en su propuesta. Queremos pensar que se trató de una circunstancia puntual. En relación a la selección de vinos, observamos que en el menú nocturno había un conjunto de tintos con un margen de precio particularmente elevado —en torno a cuatro veces el valor de mercado por lo que pude comprobar, lo que puede generar en el comensal la sensación de demasiado desequilibrio entre coste y calidad percibida. Aunque la elección de etiquetas fue acertada, quizá un planteamiento más ajustado reforzaría aún más la experiencia. Dicho esto, seguimos convencidos de que la cocina de Iván mantiene un nivel de excelencia indiscutible y continuaremos disfrutando de sus menús largos, donde sabemos que su propuesta brilla con toda su fuerza.

He tenido la bendición de cenar en bastantes restaurantes sobresalientes en Europa, Sudamérica y aquí en los Estados Unidos. Dicho esto, las ofrendas de Iván Cerdeno son algunos de los mejores y más creativos platos hasta ahora - la tartaleta de champiñones encurtidos, la blanqueta de espárragos blancos y el pepino de mar con pudín negro eran todos muy memorables ... pero ¿quién hubiera imaginado que una de las ofertas destacadas del chef era lo que el personal de servicio sonriente llamó, "Helado de cebolla"? Más allá de satisfacer las papilas gustativas y mantener el paladar adivinado, Iván Cerdeno cuenta con almas jóvenes, llenas de corazón y encantadoras que carecían por completo de pretensiones, genuinamente interesadas en la opinión del comensal sobre cada una de las degustaciones y contagiosamente exuberantes en su recitación de lo que comprendió cada plato. Mi mayor recuerdo duradero -sí, incluso más vivo que la ensalada tibia de sardina y perdiz- fue la bienvenida, el alojamiento y el más allá -palabras de hospitalidad que me mostró la anfitriona, Eugenia, que me recibió en el vestíbulo de esta hermosa finca rural-. Estas personas han sido bendecidas para ser una bendición. Junto con "El Desvestimiento de Cristo" de El Greco en la catedral, ¡IVÁN CERDENO ROCA!