Estuvimos alojados por la boda de un familiar durante un fin de semana. Excelente servicio de todo el personal.
Es un espacio precioso con unas vistas excepcionales de Toledo.
Las habitaciones espaciosas, con un baño amplio y una cama muy cómoda.
Un servicio de cafeteria completito y de muy buena calidad.
Andrés Pérez Camarasa
.
10 Marzo 2024
10,0
No puedo decir, solo fabuloso, espectacular uno de los mejores sitios de Toledo,no te lo puedes perder,el servicio de 10
Javier García Arellano
.
26 Diciembre 2023
10,0
PRIMERA PARTE:
La revista Plaza Chica News me envió hace unas semanas al Cigarral de las Mercedes como cronista exclusivo del más fastuoso evento social del año y aun puede que de la década, que había de celebrarse en tan indicado lugar. Se trataba del enlace (o hipervínculo) de los vástagos de dos de las familias de más alta alcurnia, rancio abolengo y cuartos bajo el colchón de las naciones portillana y fuensaliense: doña Olga María Rothschild-Romanov y Coburgo-Matihuelas y don Cristóforo Froilán de algunos Santos de Sajonia-Bismarck, Borbón-Kennedy y Gordillo-Camacho-Santillana. El casamiento se producía, además, como resultado de las negociaciones para la firma del Tratado de Paz recientemente alcanzado entre Portillo y Fuensalida, que había puesto término a la Drea de los Cien Años.
Desde el momento en que se ponía el pie (o la pezuña, según el caso) en el lugar, no podía dejar el visitante de sentirse fascinado por el esplendor y la magnificencia con que se lo agasajaba. Procesiones de saltimbanquis formaban arcos humanos bajo los que pasaban los invitados; formaciones de odaliscas ejecutaban sensuales bailes en los exuberantes jardines, poblados de anturios, gazanias, aves del paraíso y flores de Cempasúchil, y en los que la calor toledana se disipaba al frescor de gigantescas fuentes de colores (con chorrito), mientras la Filarmónica de Viena interpretaba valses de Strauss padre e hijo (¡al mismo tiempo!), innúmeros faquires trasegaban alfanjes, escupían fuego y encantaban sierpes y la patrulla Águila dibujaba en el cielo castellano el escudo de armas de los Matihuelas y Amestoyes. No menos espectaculares resultaban las vistas que se ofrecían desde la terraza, estratégicamente situada sobre el Tajo y permitiendo la contemplación, como si al alcance de la mano estuvieran, no ya de Toledo, con catedral, sinagogas, Alcázar y Pedrín, sino hasta de Huecas, y, un poco más allá, Aix-les-Bains (departamento de Chambéry, Alta Saboya) y Boston (Massachusets).
Entre los asistentes al sarao no había ni uno solo (¡ni uno solo!) que no fuera de estirpe escogidísima. Como mínimo eran de sangre azul, y aun creo que algunos de sangre verde, si bien esto no puedo asegurarlo porque no llegué a pinchar a todos. En el momento de entregarle a la novia el sobre con los cuartos pudo verse guardando pacientemente la fila nada menos que a, por este orden, la duquesa de Alba, el Papa de Roma, el rey de Siam, los de Indas, los de Joma, el hijo del Fary, el tío Periquito Hermosura y un estudiante de ICADE (el tío Si lo sé no vengo no vino, pero no sabemos por qué, él lo sabrá). Entre los mencionados y el resto de los cuatro mil asistentes dejaron en el saco de las propinas un montante de veintidós euros y medio, más un duro de Franco y un dedal, de donde cabe deducir que alguno se fue sin apoquinar nada. Algunas potencias extranjeras estuvieron representadas por plenipotenciarios, que entregaron presentes a los contrayentes: así, el Embajador del Sultán de Brunei depositó un zafiro de dos arrobas; el jefe de Misión del Principado de Mónaco, medio celemín de diamantes; y el representante de La Pesquera, un peñazo.
(sigue en la imagen)
Matihuelas
.
03 Diciembre 2023
10,0