Restaurante Gabi García en Valladolid

Buen restaurante, buena calidad, comida rica aunque platos algo escasos de cantidad

Estuve cenando con mi pareja y nos encantó la comida, el dueño del restaurante es muy agradable Gabi García te da sugerencia de platos fuera de la carta.gracias Gabi x tu amabilidad volveremos saludos

Experiencia de cinco estrellas en el restaurante de Gabi García. Para empezar pedimos la ensaladilla con mayonesa de wasabi y el canelón de carrillera, ambos exquisitos. Los platos principales tampoco defraudaron, destacando la salsa de queso del secreto (aunque siempre se agradecería un poco más) y el plato de merluza con patatas a la importancia. Como postre, destacar la mousse de mango con mojito, riquísimo.

Hemos estado a comer y hemos salido muy contentos tanto con el servicio como con la comida. Nos aconsejaron sobre que pedir y los segundos que eran para compartir nos lo trajeron en platos individuales lo que fue muy cómodo y los platos de esta manera no pierden estética. Tienen una carta con pintaza y a un precio asequible. El restaurante no es muy grande y decorado con buen gusto y acogedor. Nos encantó.

Todos los platos que pedimos estaban riquísimos, la carne súper tierna.... La atención de la encargada muy amable y simpática, lo malo fue el.tiempo de espera entre los entrantes....del 1 al 2... tardaron casi media hora... pero bueno....

La comida en general rica. Los primeros muy ricos. El rodaballo muy tico y el salmón bien.

La comida muy buena, el dueño super atento y agradable pero queda empeñado por el mal trato de las camareras

Cocina de base tradicional de gran refinamiento. Aconsejable.

Fuimos por primera vez, y nos gustó bastante. Aunque por el precio de cada plato nos esperábamos algo más. La ensaladilla, con unos trocitos de chipirones de acompañamiento, tenían la pluma interior. Tomamos atún "rojo", que estaba fuera de carta, con base de ajo blanco. No nos pareció atún rojo, no tenía apenas sabor. Otro plato fue el rodaballo con tirabeques, bueno, pero sin más. Nos habían hablado muy bien de los pescados, y nos quedamos un poco decepcionados. La tarta de queso, tampoco nos llamó la atención. Y el helado de acompañamiento del tocino de cielo, era una piedra. No sé, por 40€ por comensal, sin vino, me esperaba algo mejor.

Una experiencia inolvidable con mariscos en Valladolid Lo que realmente hace especial a este restaurante es el chef: no solo un profesional excepcional en la cocina, sino también una presencia cálida y genuina en el comedor. Nos recibió personalmente, nos hizo sentir como en casa y se tomó el tiempo de explicarnos cada plato y maridaje con pasión y esmero. El servicio fue igualmente excelente. La camarera fue atenta y amable, contribuyendo a una experiencia gastronómica impecable. Empezamos con un carpaccio de umbrina: fresco, delicado y perfectamente sazonado. Las sardinas fueron otro plato estrella: sencillas pero llenas de sabor. El atún estaba cocinado a la perfección: tierno, jugoso y con mucha personalidad. El vino, recomendado por el propio chef, complementó la comida a la perfección. Y justo cuando pensábamos que no podía mejorar, llegó el postre: una crujiente cesta de chocolate rellena de sedosa mousse de mango, cubierta con pistachos triturados: un final refinado, creativo y delicioso para la comida. Terminamos con una deliciosa copa de grappa. El restaurante es acogedor y elegante; no es grande, pero sí encantador y acogedor. Recomiendo encarecidamente este lugar a todos los italianos que visiten Valladolid: no se centren solo en los restaurantes del centro. A veces, las verdaderas joyas se esconden en las afueras, y este es, sin duda, uno de los mejores sitios en los que hemos comido.