Refectorio en Sardón de Duero

Restaurante majestuoso situado en el antiguo refectorio de la Abadía de Retuerta, actualmente convertida en un lujoso hotel. La sala es elegante y cargada de historia. El servicio es excelente acorde con la categoría del restaurante. El chef Marc Segarra ha hecho un gran trabajo. Nosotros tomamos el menú origen para la cena, compuesto por unos 10 platos más 3 postres. El resultado es muy equilibrado permitiendo degustar numerosos sabores basados principalmente en productos locales sin terminar con sensación de exceso de comida. Es recomendable combinar la experiencia gastronómica con una estancia en el hotel.

Probamos el menú de degustación fue toda una experiencia!!!

Vivir una cena tan bonita y exquisita se merece un 10 Tanto comida como personal Gracias

Espectacular lugar, con un servicio exquisito y todo muy organizado y cuidado al detalle. Nos decepcionó algo el menú en la cena. La mayoría de los platos no nos sorprendieron. Esperábamos algo más por la fama y la estrella. No obstante entendemos que el menú cambia en el tiempo. Volveríamos probablemente.

Situado en un precioso hotel , la sala del restaurante es majestuosa, elegante e impregnada de historia. Un entorno de este nivel exige un servicio y una comida a la altura. Y es lo que encontré. La carta de vinos es sencillamente maravillosa, aunque siempre es recomendable decantarse por alguna "selección especial" del vino de la casa. Será muy difícil equivocarse. No es el caso de hablar del excelente trabajo que Angel Anocíbar ha realizado con estas vides, pero cuesta no hacerle mención. Para la elección correcta del vino es bueno dejarse aconsejar por Agustí (Peris), el director de sala, buen conocedor de las referencias de la carta. Servicio impecable bajo su responsabilidad. Pasando a la tarea del prometedor chef Marc Segarra, hay que confesar que el menú que ha diseñado es variado, rico y con un magnífico sentido del equilibrio para combinar el producto local ( con sus limitaciones) con el foráneo, sin perder la perspectiva del lugar en dónde estamos. Especialmente destacable es su versión del rape envuelto en hoja de parra, con un cocinado sorprendente y de resultado excelente. Sería casi perfecto la opción de poder acabar la comida con un licor (ojalá con un habano, aunque reconozco que sería ya casi una utopía en los tiempos actuales), pero no existe esa opción en la sala, sólo en el bar del hotel, lo cuál no recomiendo pues rompería cualquier ligazón con la dosis de placer gastronómico recibido. Muy recomendable para los amantes del vino y su especial cultura.