O´Caldiño en Madrid

CURIOSO ESTABLECIMIENTO EN BARRIO SALAMANCA La realidad es muy curioso para cualquier visitante por primera vez como nosotros. El ambiente es sencillamente espectacular. De libro de buenas prácticas. Y puedo hablar del espacio en la Taberna y barra Atlántica, excelente conservación e inmejorable limpieza. La decoración, vitrinas y presentación de productos muy bien cuidados con gran seguridad alimentaria. Los profesionales con uniforme formal proyectan una imagen profesional y elegante hasta el mínimo detalle. El vino Albariño y la cerveza standard y los aperitivos, tipo quinta gama, chocan con una cocina poderosa que se aprecia desde la barra de la taberna, y que podía preparar aperitivos alineados con el nivel del establecimiento. No obstante, correctos. Cuál es la curiosidad, pues la aceleración vertiginosa de los profesionales, recitando automáticamente las tapas o raciones, por dentro y por fuera de la barra, de tal modo que estresa esa actitud. Realmente habíamos pensado comer, pero esta actitud nos echó para atrás.

De los mejores sitios en los que he estado. La comida de 10. El trato espectacular. Recomendado 100%

Comida deliciosa, servicio rápido, pero el lugar es un poco ruidoso.

Buena carta, excelente calidad, pero con un ansia de venderte toda la carta, que a mí me echa para atrás...

Almorzamos en familia en el restaurante O'Caldiño. Nos dejamos aconsejar por el camarero. Empezamos con una sopa (caldito), ¡increíble! Y empanadas, camarones planchados, almejas, luego langosta, EXCEPCIONAL. Y por último, tarta de queso de primera!!! Todo con el vino blanco de la casa. Y lo que sorprende es la rapidez del servicio.

Excelente calidad tanto en comida como en servicio camareros atentos y al pendiente de lo que necesita el cliente en la servida de los platos no se tardan comida fresca y un pulpo de maravilla 😉 recomendado 100 x 100 gracias 🙂

Ibamos caminando con lluvia y decidimos entrar. Fue una gran experiencia … vale toda la pena .. comida y atencion excelente … volveremos

Mariscos frescos, ambiente clásico, y aunque es bueno, no es espectacular, falta sabor y amor. Sentimos que fue trampa para para turistas latinoamericanos.

Normalmente terminamos aquí en cada visita a Madrid. Esta vez comimos aquí dos veces. Estuvo muy ocupado ambas veces. El bar estaba lleno. Hay un amplio menú, platos de pescado y carne. Pero los mariscos son la especialidad. La casa Albariño es excelente. También tienen a Cruzcampo en el grifo. El servicio fue excelente en ambas ocasiones. Los camareros vivos son agradables y amables. A pesar de haber sido expulsados. La primera noche comí pez monje con arroz en tinta negra. Tuve que tenerlo de nuevo en la segunda visita. La merluza y los chiperones eran excelentes también. Teníamos una reserva para la segunda visita. Solo aceptan reservas para el restaurante. Las mesas del bar se sirven por orden de llegada. Así que cuando llegamos, nos sentamos en el bar un rato hasta que una mesa quedó libre allí. El menú es el mismo que en el restaurante, pero el restaurante está sedado mientras el bar está bullicioso. Preferimos el bar. ¡Esperamos la próxima vez!

El restaurante destaca por la calidad de sus ingredientes, pero mi experiencia fue muy decepcionante debido a un fallo en el servicio. Pedimos rodaballo, un plato que merece un tratamiento específico y cuidadoso, pero nos lo sirvieron cortado como si fuera carne, algo totalmente inaceptable para este tipo de producto y, sobre todo, en un restaurante que se posiciona en una categoría alta. El rodaballo, como es bien sabido, se sirve respetando su estructura natural, separando primero los lomos superiores con un corte limpio y, tras retirar la espina central, sirviendo los lomos inferiores. Esto no solo resalta su textura y sabor, sino que demuestra un conocimiento y respeto por la tradición culinaria. En este caso, el pescado llegó destrozado, perdiendo su elegancia y el placer de degustarlo como se debe. El personal, aunque educado, se ofreció a rehacerlo, pero en ese momento ya no era ni la hora ni la situación adecuada para rectificar. Lamentablemente, una experiencia gastronómica depende tanto de la calidad de la comida como de la atención al detalle en el servicio, y este error eclipsó cualquier aspecto positivo. Con los precios que maneja este restaurante, hay opciones en Madrid que no solo ofrecen excelente materia prima, sino que saben cómo tratarla adecuadamente. Por ello, lamentándolo mucho, no repetiré. Una lástima, porque las expectativas eran altas.