Nantes en Madrid

Un acierto de sitio por la comida y los camareros. Destacar sobre todo a Javier, el camarero que toma nota de la comida, que ha estado muy atento con nosotros. Da gusto encontrar lugares con personas tan profesionales y que se nota que les importa dar el mejor servicio. A destacar los garbanzos y las verdinas. Volveremos sin dudar.

Hemos compartido en familia una comida deliciosa, en un ambiente tranquilo y agradable. A destacar las anchoas con mantequilla en pan de cristal, la ensaladilla con tartar de atún, la longaniza de Graus (viva Huesca!!!), y las pochas de Navarra. Osea, todo riquísimo!!! Los camareros que nos han atendido muy atentos y profesionales.

Una excelente experiencia. Productos de calidad y cocina cuidada. El local es pequeño y poco espacioso. Platos bien cocinados con buenos productos. Tiene un menú del día con una gran calidad -precio. Recomendable sin duda.

Nantes es, en muchos sentidos, una propuesta correcta y coherente: otra interpretación contemporánea del restaurante castizo, perfectamente coherente con su ubicación y con el panorama gastronómico madrileño actual. La carta retoma sabores familiares con un toque moderno, y aunque nada falla, a veces se basa más en el concepto que en la auténtica emoción culinaria. Donde surgen algunas dudas es en el equilibrio entre lo que se ofrece y el precio. La experiencia se alinea con cierta idea de la gastronomía de barrio de moda, pero quizás no tanto con la cuenta que llega al final de la comida. La estrella indiscutible es la tarta de queso, un postre que condensa lo mejor de la casa: bien ejecutada, indulgente sin ser empalagosa, y con una textura y un sabor que perduran tras el último bocado. Es, sin duda, el plato que más justifica la visita y que insinúa lo que Nantes podría llegar a ser si el resto de la carta alcanzara el mismo nivel.

La comida está rica y el servicio está muy bien, pero hay un problema de extracción, sale uno oliendo a frito. No se corresponde con el nivel del local

Me alojé cerca del restaurante y, buscando donde ir de comer de menú por la zona de Matadero, me topé con él. Estuve de suerte de poder encontrar mesa porque sin reserva es muy complicado. Quizá al ir sola y plantarme en la puerta a las 13.20 fue clave, pero aconsejo reservar para no quedarse sin comer en él. Vale la pena. El menú diario es de calidad excepcional y a un precio muy competitivo. Buena calidad de producto, cocinado con mimo y un servicio exquisito. La única pega que le pondría es el concepto de cocina abierta que es atractiva porque puedes ver cómo 5 cocineros en un espacio realmente pequeño trabajan, pero el sistema de extracción de humos no está a la altura de poder cocinar carne y pescado a la parrilla/plancha….

Comida escasa y con poco sabor. Ingredientes escasos. Salsas muy aguadas. El postre rico, pero pequeñísimo. Por el precio del menú se prima el veneficio.

Llevaba tiempo sin venir, y he pasado de sorprenderme en cada bocado a encontrar que le faltaba sabor a los platos. Los productos brutos han bajado en calidad, pero los precios siguen igual. No volveré, me ha decepcionado mucho.

Muy rico, todo lo que probamos, repetiremos para seguir investigando otros platos. Recomendable 100%.

Estupenda comida, estupendo trato y un ambiente muy agradable. Le mejor opción en el barrio, desde luego. Un menú del día con una calidad enorme, muy buena cantidad y un precio muy razonable. Merece muchísimo la pena.