La Cañia en Santander

Estaba de paso por Santander hospedado cerca de la zona y visité en varias ocasiones este establecimiento (para desayunar, comer, cenar) ya que estaba muy cerca del hotel donde estaba y tenía muy buenas reseñas de cara a disponer de productos sin gluten, ya que soy celíaco. Probé las tostadas con huevos revueltos en el desayuno, las rabas, las patatas bravas, el cachopo, las zanguriñas y el cocido montañés. Todo estaba muy rico y el trato del servicio fue excelente (muy amables y muy profesionales). Repetiría sin lugar a dudas.

De maravilla. La comida fenomenal, el sitio es precioso y sobre todo destacar la amabilidad y profesionalidad del dueño . Repetiremos

Buenas tardes. Tienen una buena carta sin glúten, que es lo más importante para nosotros, los celíacos. Las raciones un poco excasa y un poco caro. El ambiente genial.

El entrecot y las chuletinas de cordero muy ricas

La primera impresión no es la verdadera; pedimos cuatro raciones: rabas de Santander, pulpo con parmentier, chipirones encebollados (muy buenos), y quesucos de Cantabria (cuatro de ellos no sabían a nada de nada, deben cambiar la selección). De las cuatro, la de quesucos es como para devolver el dinero. Las otras tres muy recomendables. Pedimos la torrija con helado y el tiramisú. La primera no se debería servir ni en un menú de 9€, incomible, y el helado quizá sea bueno, pero lo eclipsa el mal gusto y la mala textura del bizcocho, o lo que utilicen para hacerla. El tiramisú, muy justo, un cinco para no suspenderlo. El ambiente, la decoración, la "pinta" es lo que nos hizo entrar; no acertamos con los postres ni con los "quesucos". Habrá que volver para probar otras especialidades. Nadie nos recomendó nada en especial...

Los mejores boquerones de Santander, una absoluta delicia. La atención fue fenomenal.

Hemos comido muy muy bien, como es lógico si quieres comer calidad la tienes que pagar. Pero muy acertado

Bonito y amplio local al lado de los jardines de Piquito y la playa del sardinero. Varios ambientes, unos con mesas altas para tomar algo informal o vermuth, otros con mesas bajas para picoteo y un patio al final muy acogedor. También tiene terraza cubierta. La tapa con la bebida, patatas fritas y aceitunas. Las raciones muy bien, pero no son baratas. La camarera en nuestro caso algo rancia en el trato. El ambiente muy chic.

Eravamo già stati qui lo scorso anno, ai primi di agosto ed eravamo usciti molto soddisfatti. Quest'anno verso l'ultima settimana di agosto abbiamo trovato molto cambiato un po' tutto. Prenotato regolarmente il tavolo, arrivati puntuali, ci hanno dato un posticcino striminzito, un piccolo tavolo da bistrot mentre accanto a noi una giovane coppia arrivata dopo largheggiava con un tavolo per quattro per fare un apericena. Ordinato il riso col bogavante (astice) dopo mezz'ora ci è arrivato un risotto ai gamberi e frutti di mare che abbiamo respinto. Miracolosamente il risotto ordinato è ritornato dopo pochi minuti.. chissà come avranno fatto è un mistero. Tutta la sera abbiamo poi avuto una cameriera con le pive, come se fosse stata colpa nostra. Il servizio è stato lentissimo tant’è che siamo usciti (come da scontrino di pagamento) alle 22.40 (eravamo arrivati alle 20.30). Il cibo è stato complessivamente buono ma il servizio veramente inadeguato per un ristorante di questa levatura. Il tavolino poi veramente ridicolo, avrebbero fatto meglio non accettare la nostra prenotazione piuttosto che infilarci molto scomodi. Il conto è stato corretto. Morale: cibo buono, servizio inadeguato e lentissimo, personale scortese, probabilmente molto stanco. Evitate questo periodo dell'anno, meglio.

6 adultos, 2 cochecitos con sus bebes. Íbamos a picar, pero terminamos comiendo de raciones, 2 de rabas, 2 de bocartes, 2 croquetas, algo de carne, 5 botellas de cerveza, 2 botellas de agua, 2 botellas de cava. Servicio extraordinario, amables, profesionales y con educación. Calidad, presentación, precio y buena cocina. En una palabra estupendo, para volver.