Jai-Alai en Madrid

Cocina y servicio excelentes. Lo único que se le puede pedir a la hostelería excelente es que no cambie. Enhorabuena por tanta profesionalidad y simpatía.

Local maravilloso con un servicio y una comida exquisitos. Super recomendable.

Restaurante vasco tradicional, clasico de toda la vida, sitio al que no vas a comer sabores diferentes sino a sentirte en casa agusto, la carne espectacular y el milhojas tambien, vermut y gilda antes en la terraza de arriba, Jai Alai no defrauda.

Un clásico del Viso. Buena materia prima, especialmente los pescados y trato correctisimo

Nunca me han defraudado en más de 30 años. Excelente cocina vasca, grandes profesionales en atención y trato. Gracias por cuidar la restauración.

Imprescindible cocina vasca en Madrid. Hemos ido con mis abuelos y ahora vamos con mis hijos. Las raciones de picoteo, el chuletón, el lenguado menier, el bacalao al pil pil... Además el servicio es mejor imposible El café y las infusiones van acompañadas de unas tejas deliciosas y delicadas

Disfruté mucho cenando en Jai Alai porque es un viaje en el tiempo a la comida tradicional y buena materia prima, en un ambiente de auténtico caserío vasco. Muchas gracias!!!

Es un clásico, con todo lo que tiene de pro y contra. Si te gusta la comida vascongada, ponle una estrella más. Si vas buscando una reinterpretacion, quítale una. Voy unas 3 veces al año y me encuentro muy a gusto.

Yo tenía muchas de conocer este restaurante del que muchos miembros de mi familia me habían hablado muy bien. Y no nos defraudó. Fuimos a celebrarlo nuestro aniversario. Nos gustó mucho la entrada por que nos gusta mucho el arte. La mesa la teníamos en el salón de la última planta, donde tienen la terraza cubierta. Una planta muy bonita. La decoración navideña era agradable también, nada exagerada. Es un restaurante Vasco y la carta responde a eso. Hay muchos platos entre los que elegir. Nosotros nos dejamos aconsejar. Nos trajeron unas patatas fritas y las tomamos con un vermú. De entrantes pedimos unas alcachofas y unas alubias. Después habían hecho rape (sapito) para 2 personas . Riquísimo. Pedimos media botella de vino tinto y agua mineral para comer. De postre, pedimos una milhojas y queso idiazabal con membrillo. Tomamos unas copitas de Pedro Ximenez con el postre. Luego cafés. Te traten unas , creo que dijeron tejas, con el café pero no nos gustaron. La atención muy agradable. Pagamos 138 euros. Al marcharnos, en la segunda planta, apareció un señor muy agradable a saludarnos. Resultó que era el dueño y nos gustó mucho que nos contara algunas historias de su restaurante y de sus cuadros! Este tipo de interacciones son las que hacen aún más interesantes la visita a estos locales que tienen tantos años.

Hacia años que no visitaba este restaurante centenario que ocupa un chalet del barrio de El Viso. La planta, intermedia ha, quedado aparentemente para banquetes, medio destartalado el espacio. La planta alta, gran parte una, terraza, acristalada, sigue luciendo espectacular. Servicio más de fonds de Carretera. Comida deficiente: gambas al ajillo y berenjenas decepcionantes, bacalao al ajoarriero anodino, vieiras del montón. Postres correctos. Mala relación calidad / precio.