11/08/2025: Restaurante español de toda la vida. Comida abundante y rica, y camareros agradables. Es verdad que a la 13h y pico ya no dejaban sentarte a tomar aperitivo porque preparan las mesas para comer, pero es entendible.
También hemos ido a desayunar y repetiremos (el café está buenísimo)
01/08/2025: La Rotonda es uno de esos bares de barrio que se mantienen fieles a su esencia. Castizo, sin pretensiones, con terraza en el bulevar, barra interior para los de siempre y camareros que ya se saben de memoria los gustos de cada uno. Un clásico de los que cuesta encontrar, pero que sigue funcionando porque cumple con lo que promete.
🍽 Comida: 4/5
Todo lo que se puede esperar de un clásico bar madrileño. Las croquetas de jamón no son especialmente buenas, pero vienen servidas sobre la típica blonda blanca, de esas que con solo levantar una ya ves el surco de grasilla dibujado como si fuera el logo del bar. Todo lo que pidas viene acompañado de su inseparable ensalada iceberg con zanahoria rallada, que a veces es casi más grande que el plato principal. Los chipirones a la plancha, por ejemplo, no estaban mal, pero venían nadando en su montaña de ensalada decorativa. De postre, arroz con leche (bastante bueno) y un flan de queso que alegró el día a mi tía abuela.
🧑🍳 Servicio: 5/5
El equipo que atiende es parte del encanto. Camareros de toda la vida que se adelantan a tus gestos, que ya saben cómo te gusta el vino y que no necesitan apuntar la comanda para clavarla. Atentos, rápidos, cercanos… y con ese tiki-tiki en el delantal mientras pasean el bolígrafo, como en los bares de siempre. Con ese punto nostálgico que solo se gana con los años.
✨ Ambiente: 5/5
Autenticidad total. Bar castizo con clientela de toda la vida, mesas de terraza bajo el toldo que cubre el bulevar entero, y el murmullo constante de quien ya se conoce entre caña y caña. No hay decoración instagrameable, pero sí historia y costumbre.
📝 Conclusión
La Rotonda no es un bar de moda, es una cafetería de barrio. Y por eso mismo se disfruta. Aquí no vas a descubrir una cocina de autor, pero sí platos honestos, trato cercano y esa sensación de estar en casa. Ideal para comer bien sin complicaciones y con sonrisa de camarero incluida.