Èter en Madrid

ESPECTACULAR. Simplemente. Comimos el menú degustación de verano, compuesto de 12 pases, a cada cual mejor. No había ninguno al que se le pudiese poner el más mínimo pero, todo fue increíble. Y los vinos, otro mundo. Perfectamente armonizados con la comida, en tantas copas como se quiera, pues se improvisa sobre la marcha. Pero aún mejor el trato del personal, de 11 sobre 10. Cercanos, simpáticos, e irradiando la pasión que sienten por lo que hacen. Matrícula de honor para este restaurante, salimos encantados, nuestra mejor experiencia en un restaurante de este tipo. Súper recomendable!!

Maravillosa experiencia gastronómica en este pequeño restaurante lleno de talento. Me sorprendieron gratamente algunos de los platos que probe, pero sin lugar a dudas la calidad del producto fresco y de temporada con toques de otras cocinas te hace viajar con el paladar a la vez que disfrutas de un menu equilibrado y con mucho caracter. Recomiendo dejarse aconsejar por el sumiller para complementar la comida con una selección excelente de vinos. Muy recomendable y me gustaría volver pronto.

Entras y te encuentras una sala cálida y con sensación de amplitud y ahí te empieza a acoger el equipo de ETER. !vaya equipazo! Y luego la comida, menú de 12 pases a cual mejor. Entrantes como un perfecto salmorejo o un platillo de pimientos magnífico, después un pequeño tomate relleno y chipiron en su tinta, mostrado al revés, con el arroz negro rellenando el chipiron, y para terminar un poquito de Pati con un taco .. mmm A destacar también el pan y las sugerencias de vinos. En resumen, magnífico, por encima del 10. Cómo cambian el menú varias veces al año, hay que volver pronto otra vez. Imperdible

Comimos muy bien, la atención es espectacular. Está todo cuidado al detalle para hacerte vivir un viaje gastronómico muy interesante, cambian el menú casa 10 semanas, nos tocó verano, hortalizas y una sensación de frescura muy top. De los que se ven en las fotos el de sardinas Thai y el chipiron relleno de arroz en su tinta mis favoritos junto al postre de melocotón que era espectacular. Volveremos a probar otra temporada.

Fui con mi pareja como regalo de cumpleaños. Su menú de 12 pases fue increíble, muy bien elaborado y cohesionado. La experiencia me pareció brutal. Destacó además la buena atención de su equipo, brindándonos de detalles sobre su trabajo y el menú en todo momento. Deseo que quizás en el futuro pueda regresar, quizás en otro establecimiento que esté a la altura del producto y servicio que ofrecen.

Todo fantástico. El único motivo por el que no doy 5 estrellas es porque en la reserva se informó de unas intolerancias y unos de los platos no fue sustituido por otra opción, simplemente no lo disfrutamos.

Un restaurante que no solo alimenta, sino que te mete de lleno en la vida de dos hermanos apasionados. Ellos mismos te cuentan de dónde viene cada plato, las historias detrás de cada viaje y cada ingrediente. La carta cambia cuatro veces al año, así que nunca repites y siempre hay algo nuevo que descubrir. No está en pleno centro de Madrid, lo que hace que llegar y aparcar sea fácil. Cocina honesta, creativa y cercana, con una hospitalidad insuperable.

Restaurante de alta cocina que se percibe desde el primer momento que les gustan los detalles, elaboraciones diferentes cada estación y temporada, los platos ejecutados de manera impecable, el servicio excepcional, la carta de vinos me encantó, nunca había visto algo tan práctico, casi 200 referencias y vinos realmente sorprendentes, solo puedo decir que muy recomendable y que repetiremos con el cambio de temporada.

Simplemente una pasada. Comida espectacular. Ambiente sensacional. Pero destacar al personal. Son gente encantadora atenta educada. Cercanos sin ser invasivos. Simpáticos sin ser cargante. Siempre con una sonrisa. Sergio y Mario han creado un redtaurante que es imposible no adorar. Una experiencia sublime. Sitios como este hacen afición a la buena cocina. Matrícula de honor!muchas gtacias pod hacernos flipar !

Hace un par de años los hermanos Tofe se instalaron en Arganzuela que se se está volviendo un polo gastronómico. Pequeño local, media docena de mesas y decoración sobria y reposante...tal vez la música un pelín más suave. Cambian el menú 4-5 veces al año, esfuerzo muy loable y siguen de cerca el producto de temporada. Y en primavera...verduras. El menú empieza a lo pobre con una sopita de pan, donde se ve los milagros que hacían nuestras abuelas con nada. Agua, pan duro, sal y tomillo para el gusto y si había suerte un dedal de tocino. Antes de llegar al primer bocadito caliente, la elegante alcachofa con brandada de bacalao, probamos 2 creaciones agradables,una suave crema de guisantes y una fresa a penas encurtida con su salsa de alcaparras. El delicioso pan Brioche y el hojaldre para el strudel de verdura ( muy acertado el contraste con el helado stracciatella) viene de un obrador al lado y el magnífico pas del obrador San Silvestre en la Latina. Unas irreconocibles mollejitas tras cocer 8 horas a baja temperatura con sus rebozuelos y un acertado acidillo del agua de tomate y un tierno cordero completan las carnes. Para mí la sensación del menú fue la corvina salvaje: bocado exquisito a pesar de su aparentemente sencillez. Dos postres completan este menú, los nísperos de temporada con pipas crujientes y con 2 cervezas salimos por 100 € por persona. A descubrir ya si no lo conocen.