Eneperi Jatetxea en Bakio

Es precioso... no tomamos nada pero las vistas son de 10

Parada obligatoria en días de calor. Con la humedad ambiente que suele haber en estos sitios, o paras o paras. Bueba y fresquita cerveza Maestra Mahou. Tirada casi, casi bien, lo que no es poco en esta tierra.

Fuimos a ver la Ermita de San Juan de Gaztelugatxe y nos quedamos a comer 2 adultos y una niña pequeña, la verdad es que no teníamos muchas expectativas con respecto a la comida pero nos hemos llevado una muy muy agradable sorpresa. Todo lo que hemos pedido estaba buenísimo para nosotros, quizás pedimos un poco demás comida pero mereció la pena . Sitio muy recomendable si quieres comerte un buen chuleton,la carne estaba increíble.Aparte pedimos una ensalada de txangurro que estaba muy buena y unos txipirones con vieira que tambien nos han sorprendido mucho,la presentación de los platos no se quedó atrás. Para la pequeña nos ofrecieron un menu infantil pero decidimos cogerle solo mitad del menu ya que ella no suele comer mucho y estuvieron de acuerdo,no nos pusieron niguna pega.La atencion por parte de los camareros muy buena,bastante atentos y serivico bastante rápido.De postre probamos el helado de queso con nueces(nos encantó)y milhojas de chocolate blanco y negro con helado de plátano. Si no tienes algun otro sitio para comer ya que vas a visitar la Ermita este es un buen sitio sin duda y a nosotros nos pareció que los precios se ajustan a la calidad que tienen. Ahora el parking hay de pago o puedes aparcar en el parking gratuito que hay justo en la entrada o en el que está un poco más abajo si tienes suerte y no esta ya lleno de coches aparcados. Sitio recomendable 100%!!!

Estuvimos en la pollería, aunque se pide en la cristalera del bar hasta julio. Estaba bajando la niebla a pesar de ser 13/6. Fresquito. Creo que tanta publicidad de Gaztelugatxe lo ha fastidiado. Gente y coches dando vueltas por todos lados. Parking 3,50€ ( si comes es gratis).

Hermosas vistas desde el balcón.

Un verdadero paraíso en la costa vasca. Este restaurante, ubicado en un entorno de ensueño con vistas impresionantes al mar Cantábrico, nos regaló una experiencia gastronómica que nunca olvidaremos. La decoración rústica y acogedora, con detalles que evocan la rica tradición local, creó un ambiente cálido y familiar que nos hizo sentir como en casa. El servicio, compuesto por jóvenes camarerxs con una profesionalidad y simpatía dignas de destacar, fue atento y amable en todo momento. Pero lo que realmente nos dejó sin aliento fue la cocina. El rodaballo salvaje a la parrilla, con una textura suave y un sabor intenso que nos transportó al mismísimo paraíso, es un plato que no te puedes perder. Y el sorbete de reducción de patxaran con crema de queso y mango 😋😋 ¡una verdadera obra maestra! La explosión de sabores fue simplemente mágica. Aunque los precios pueden ser un poco elevados, la calidad de la materia prima y el servicio justifican cada céntimo. Estamos profundamente agradecidxs por la experiencia y no dudaremos en volver. Un lugar que merece la pena visitar y disfrutar con todos los sentidos. Con razón mi marido os abrazo a la salida, infinitas gracias 🤗🤗💖💖

Buen lugar para descansar después de la caminata a Gaztelugatxe.

Sencillamente un lugar UNICO..y de DIEZ

Si bien el local tiene varios sitios donde almorzar, decidimos tomar una mesa interior con un ventanal enorme con vista al mar y a San Juan de Gaztelugatxe, espectacular vista panorámica !!! Tomamos precauciones por los comentarios de esta página, fuimos personalmente a elegir las tapas al bar, tortilla con morrón y ají, chipirones y por las dudas pedimos pollo con fritas, mucha cerveza y coca zero, la verdad que todo llegó rápido y rico, la mesera muy bien y la cuenta no trepó como pensábamos, salimos conformes. Fue un descanso muy reparador, las instalaciones estaban bien y un tiempo para recordar todo el recorrido que no olvidaremos jamás !!!

La ubicación es excepcional cerca de la ermita de San Juan de Gaztelugatxe. Tiene tres ambientes diferentes: uno más tradicional en el antiguo baserri donde se ubica el restaurante, otra una ampliación acristalada con vistas al mar que da servicios de cervecera y una parte exterior descubierta que también funciona como cervecera. En esta ocasión optamos por el restaurante. Tienen un menú de fin de semana por 40 € (sin bebida), aunque elegimos comer a la carta. Pedimos dos entrantes y en vez de sacarlos al medio lo que hicieron fue dividir la ración entre los tres comensales y emplatarlo para cada uno. Muy destacable en los Txipirones y vieras a la plancha con crujientes de tinta. Los segundos excepcionales, desde el Rabo de ganado mayor relleno de pato con lamina de foie y tosta de manzana y membrillo (tal vez el plato más redonde que probamos), pasando por un Solomillo de ganado mayor a la brasa perfecto en el punto que se había pedido o la Cola de merluza rellena de láminas de pulpo y hongos sobre salsa de chipirón que estaba también muy buena. Nos gustaría destacar también el servicio formado en su mayoría por gente joven, con ganas, y muy amable. El precio, acorde a la calidad ofrecida.