emma cocina en Madrid

Lugar increíble para una cena. El personal fue muy acogedor y paciente con nuestro pobre español. La comida era increíble y un espacio encantador para sentarse y charlar.

Pequeño, tranquilo y agradable restaurante junto al concurrido mercado de San Miguel. Se cocinan productos frescos y los platos son deliciosos. Mención especial a la escalivada con melva canutera, simplemente derretida y deliciosa.

Comida muy rica y saludable y de gran calidad, gran servicio, muy eficiente, un buen ambiente muy agradable y acogedor, lo recomiendo mucho

Sitio acogedor. Comimos croquetas de chipirón, salmorejo, dados de atún, rabo de toro, carrilleras estofadas, entrecot y canutillos rellenos de dulce de leche. Todo muy bien hecho.

Muy buena la comida y, para estar donde está, en una zona céntrica y cara el precio bien ajustado. Un acierto, volveré.

El menú del día muy rico comida de calidad y muy bien servida . A mejorar el servicio un poco lento ,no sé si le faltaba ese día alguien del personal ,por lo demás todo perfecto

Buena comida, recuerda mucho a la comida de Andalucía.

El sitio es agradable, pequeño, y la comida tiene una buena relación calidad precio. Pero el servicio ensombreció lo bueno, muy lento, nada profesional. Los postres pobres.

Si quieres comida casera española como la que te haría una madre este es el lugar. Fuimos a comer de menú del día, 15,80€ creo recordar con postre y bebida, una crema de verduras, croquetas de jamón, ravioli y una increíble berenjena rellena de rabo de toro que aún se me hace la boca agua, increíble. Y las peras al vino de postre una delicia. Buen servicio, buena localización y precio, todo genial.

Al salir de un musical vimos que nos pillaba cerca la plaza de San Miguel y nos dirigimos a Emma Cocina: teníamos ganas de terminar el día comprobando que eran ciertas las magníficas referencias que teníamos de este restaurante. Y vaya que lo eran... A pesar de llegar a las once y pico de la noche nos atendieron de maravilla. Picoteamos tres platos y dos postres que salieron de cocina uno tras otro. La ración de croquetas fue abundante; añadieron gentilmente una croqueta más para que con las ocho pudiéramos comer dos cada uno. Las albóndigas nos parecieron exquisitas, así como las carrilleras, que se deshacían en la boca de tan tiernas como estaban. Por último, nos recomendaron los canutillos de crema con mango que compartimos con el brownie de chocolate con helado de avellanas. En fin, todo delicioso y con un servicio impecable. Sin duda volveremos otro día con más tiempo por delante porque nos quedaron muchos platos por degustar.