El Asador De Aranda en Barcelona

El camarero Ronaldo el mejor camarero del mundo y el más educado. Las comidas son siempre mejores gracias a él!!!!

todo estaba muy bueno. la atención de ronaldo ha sido la mejor, muy amable y atento!!

El menjar espectacular y el trato de Ronaldo un 10 todo espectacular

Como siempre inmejorable! Trato de 10! Ronaldo eres un crack, sigue asi das vida al restaurante. Gracias

Me encanta lo gourmet y la verdad es que El Asador De Aranda es un sitio que vale la pena. Está en l'Antiga Esquerra de l'Eixample y es muy fácil de llegar, no te costará nada encontrarlo. Lo que más me gusta es que su carta no es excesivamente grande, tiene justo lo necesario y todo está muy bien preparado, como corresponde a un buen asador. En cuanto a los precios, me parecen muy razonables para la calidad que ofrecen, no son más caros que otros sitios similares, y además te dejan pagar como prefieras, ya sea en efectivo, con tarjeta o incluso con tickets restaurante. Eso sí, te recomiendo que reserves mesa, especialmente si piensas ir en fin de semana. El ambiente es muy agradable, y su terraza es perfecta tanto para una comida completa como para picar algo. Es un lugar ideal para ir en familia, de verdad que tiene un encanto que hace que nada más irte ya quieras volver. En conjunto, el servicio, el precio y la experiencia están muy bien; si quieres hacerte una idea de sus platos, en Gastroranking tenemos algunas fotos que muestran muy bien cómo es su propuesta.

Hemos ido muchas veces a este restaurant siempre pidiendo el menu castellano,la comida buena como siempre,especial mencion al cochinillo,expectacular,pero han cambiado la cantidad de los platos a peor,la entrada castellana bastante menos cantidad,el suplemento del jamon ya no vale la pena pedirlo,las rosquillitas muy poca cantidad y ya no te ponen la botellita de chupito y tampoco la copa de cava que ponian antes,hay que destacar el servicio,muy amables y serviciales,en general volveremos pero como sigan bajando cantidades,no merecera la pena

Fuimos la semana pasada y la experiencia fue espectacular. El ambiente es acogedor y el servicio muy atento, pero lo que realmente brilla es la comida. Probamos el entrecot a la brasa, en su punto justo, jugoso y con un sabor intenso a la parrilla como a mí me gusta. También pedimos las chuletillas de lechazo, tiernas, sabrosas y con ese toque a brasa que las convierte en una auténtica delicia. Sin duda, un sitio imprescindible para los que nos gusta disfrutar , sin duda volveremos

Hicimos el menú degustación y la comida excelente. El servicio muy profesional. El local clasico pero muy agradable. Repetiremos.

La comida bien aunque se pieden los detalles que hace unos años le daban la excelencia : Ahora ya te cobran por todo, los chupitos y los mini cada vez más mini rosquillitas sí te las regalan pero para que no supere los 50 euros por comensal hay que hacer arte de magia : Cuidado, comimos bien pero hay detalles que no me gustaron por parte del "que parecía encargado", no se ocurre decirnos que sí cambiaba el plato o no para comernos el lechazo.- ¿No se cambian los platos y los cubiertos del plato 1 para pasar al plato 2? INCONCEBIBLE.- Un 10 para Andrés, un camarero de excelente trato lo cual le desamos lo mejor en la vida profesional porque se merece su trabajo que ve se lo ama y trato excelente a los clientes.-

Me duele mucho escribir esta opinión. Es un lugar clásico para nosotros, donde solíamos ir al menos una vez al mes, además de celebraciones familiares, Nochevieja, etc. Sin embargo de un tiempo a esta parte ha ido decayendo progresivamente y nos estamos replanteando volver, o al menos hacerlo tan a menudo. Faltan platos (chuletas), han terminado progresivamente con los detalles ( se acabó la copa de cava inicial y las aceitunas), las rosquillas tan ricas, ahora son 1 por cabeza mal contadas, el orujo blanco de detalle, desapareció… el personal rota continuamente,.. Para un tiquet medio de más de 50 euros por persona, es tanto el ahorro por no poner ni aceitunas? En fin, creo que se equivocan ahorrando en lo irrisorio. Una pena.