DeAtún Ponzano en Madrid

Gran experiencia con el atún como protagonista. Producto muy bueno con un tratamiento adecuado. Todas las propuestas son acertadas. La verdad es que merece la pena. El personal ayudó a elegir bien y eso siempre aporta.

Estuvimos el pasado sábado, una atención excelente y rápida, el gerente una persona super amable. El Tartar de 10

El restaurante está dedicado casi en exclusiva al atún. Los platos son de buena calidad. También los postres, aunque no son muy variados; lo mismo que el pan, pues sólo ofrecen pan bizcocho. El servicio atiende con suficiente rapidez y eficiencia. El principal reproche que haría, es que no advierten en la carta de Internet que los arroces son de encargo (sí lo hacen en la carta de mano). En un repertorio tan particular ese detalle pone en apuros a los clientes que odian el atún. Es un detalle que deberían subsanar. También convendría que corrigieran el ruido ambiente.

Si te gusta el atún tienes que conocerlo!

Todos los platos riquísimos, y bien presentados. Personal muy amable.

Buen servicio, ambiente y espectacular comida! Una vez que lo pruebas no puedes esperar para volver de nuevo 🫶🏻

fenomenal...el atun estaba de 10...como el trato del personal

Para quienes no buscan ningún sitio en particular, DeAtún podría pasar desapercibido entre toda esa fantástica oferta gastronómica que ofrece la Calle Ponzano de Madriz (permítanme la licencia). Sin embargo, para adoradores del magnifico atún rojo de almadraba que los del interior tenemos el privilegio de degustar sólo de cuando en cuando en pueblos de la costa de Cádiz (Zahara, Barbate, etc.), existen en Madriz algunos oasis a los que acudir ahorrándonos seis horas de coche. Sin duda, uno de ellos es DeAtún. Al frente de la tripulación de DeAtún está Damián, un señor criado frente a las almadrabas que nos trae al foro lo mejor de su tierra. Humilde aunque orgulloso, Damián, con su estupendo equipo, le hacen a uno sentirse como un VIP frente a la playa. Te lo explica todo, de dónde sale cada pieza (resulta que del atún, como se dice del cerdo, se aprovecha todo, cuenta Damián). Ventresca, lomo, morrillo, parpatana, ijada, tarantelo… crudo, cocinado… y regado con caldos blancos fresquitos de su extensa bodega. Precios? Pues en comparación con los que se manejan en Cádiz, son razonables. Nosotros hemos ido sin reserva. Respuesta de Damián: “aquí estamos para dar de comer bien, sentaros ahí”. Y vaya si comimos bien, como generales! Muchísimas gracias Damián!

Buen producto, elaboraciones sin gracia y mal servicio. En un comedor con mala insonorización, porque se oían las conversaciones de varias mesas a la vez, nos atendió una camarera como el que estaba atendiendo detrás de una barra llena de clientes. Solo disponen de pan es espelta, que es como si te dan un polvorón para mojar. Nos comimos las pocas regañás y picos que te ponen, sin que no ofrecieran más. Nos colocaron un aperitivo de zanahorias cocidas aliñadas sin ninguna gracia. Pedimos un oloroso, pero no nos ofrecieron opción alguna y nos dieron uno, que siendo respetable, puedes encontrar en cualquier súper, eso sí más frío de lo debido. Pedimos un tiradito de lubina para compartir que nos arrojaron en medio de la mesa. Pedí un poco de vinagre, porque me gusta el un punto de acidez que le da, y me lo trajeron en un bol con una cuchara. La lubina estaba buena. Acabados los olorosos, pedimos un par de copas de vino tinto. ¿Rioja o ribera? Nos preguntaron sin darnos más opción, como si continuáramos en una barra atestada de gente. Pedimos un ribera y nos sirvieron uno digno de cualquier mal bar de Madrid. Mientras, oímos a otro camarero, seguro con más nivel que la nuestra, que ofrecía cosas fuera de carta que a nosotros ni nos había mencionado nuestra camarera cuando nos tomó la nota. A continuación nos trajeron, sin cambiarnos los platos, lo que llaman burrito (más bien taco) de atún, en el que éste se perdía entre el sabor de las hierbas y salsa del taco. Compartimos, después de que le pidiéramos a la camarera que nos cambiase los platos un tartar picante, que me gustó porque me gusta mucho el picante, pero con exceso de aceite. Pagamos 85€ entre los dos, poca propina incluida. Para no repetir, aunque había platos en la carta, y fuera de ella como supimos después de pedir, que nos hubiera gustado probar

Hoy he comido con varios amigos y he salido muy decepcionado. Había estado otras veces y quedado muy satisfecho, pero en esta ocasión me ha molestado tener que dar la razón a otras reseñas negativas. Si todo el problema fuera, como se quejan, que el local es ruidoso, que lo es, no sería mayor problema, pero el caso es que han aumentado los precios proporcionalmente a la reducción de calidad y cantidad. pero lo que más me ha molestado es que cuando me he quejado se han mostrado muy poco amables, el dueño (en realidad hijo del dueño, porque el dueño siempre se ha mostrado amable y respetuoso) ha tenido una actitud muy chulesca y agresiva, tuve que dar un paso atrás porque me acusaba de invadir su espacio y gritarle, cuando en realidad tenía que hablar en voz alta y estar cerca porque el ruido del local no permite una comunicación fluida, pero en ningún momento mostré una actitud invasiva, de hecho preferí zanjar la cuestión y hablarlo con su padre en otra ocasión (si vuelvo) porque, a mis 66 años, no tengo por qué aguantar las impertinencias de nadie. Es posible que me hubiera conformado con cualquier explicación del aumento de los precios o la crisis o lo que sea, pero que te traten mal gratuitamente no es de recibo. Anteriormente (he estado en al menos cinco ocasiones más) era difícil conseguir una reserva, ahora ha sido muy fácil conseguirla para 13 personas, y el local no estaba lleno, entiendo por qué. El servicio correcto, el menú degustación, aunque bueno y bien presentado, ha bajado bastante en calidad, cantidad y originalidad. Como he dicho, me ha dado rabia tener que dar la razón a otras críticas negativas que había leído.