Colmado Wilmot en Barcelona

Quiero hacer mención de David, nos ha atendido genial y es muy cercano. No comento lo buenísimas que estaban las albóndigas porque me entra hambre de nuevo. Aumentad el sueldo de David y que no se os escape!!! Ya quedan pocos camareros así!

Hace un tiempo que tenía ganas de probar este lugar pero poco me esperaba que lo que no me gustaría seria el servicio. Sugiero puedan prestar más atención al cliente: mesa sin cubiertos, sin carta, servir comida antes de la bebidas, pedir y recordar en varias ocasiones bebidas... Finalmente decidimos tomar el postre en otro lugar. Al margen de ello la comida es buena y de calidad.

Fuimos a desayunar y todo un acierto!! Se nota que el producto que usan es de buena calidad. Todo delicioso, solo hay que ver las fotos. Volveremos!!

Servicio muy atento y el producto la verdad es que muy bueno. Le pondría dos peros, los vinos excesivamente caros y el ambiente muy ruidoso.

Muy recomendable para hacer tapas, en especial las albóndigas!!! El servicio muy atento. Repetiremos seguro.

Comida muy buena calidad precio y servicio impecable

La comida a base de platillos y medias raciones son geniales , el servicio también es muy bueno.

No es el local de moda en Barcelona por casualidad. Increíble para desayunar, comer o cenar, lo de las tortillas es otro nivel!

La comida y los productos son excepcionales y el servicio es bueno. Sin embargo, el local podría mejorar desde el punto de vista de la limpieza, especialmente el suelo, y el ambiente que se nota algo descuidado.

Parece que Colmado Wilmot está de moda. Local relativamente pequeño, con unas mesas pequeñas en el espacio de la entrada, 3-4 sillas altas en una barra y un espacio interior más grande. También espacio terraza lo que conlleva la incomodidad de la puerta abierta que en épocas de frío es un inconveniente. Como decía, mesas pequeñas, sin espacio para dejar los abrigos. He de decir que cenamos bien. Unas ostras y croquetas iniciales. Unos muy buenos macarrones y una merluza a la romana también muy buena. Todo excelente. En la sala, un servicio muy desigual. La camarera que nos atendió no supo abrir una botella de vino, situación resuelta con la ayuda de un compañero. Al hacer el pedido indicamos que compartiríamos los macarrones y la merluza, uno tras otro. A mesa llegaron juntos, sin opción de devolver el pescado a la espera de acabar el primero. No era tan complicado hacerlo mejor. De postre un correcto flan con nata. Confirmo que encontrar un buen nivel en cocina es frecuente pero no así el servicio de sala. Personas inexpertas, sin oficio, las encuentras, desgraciadamente, con cierta frecuencia. La carta de vinos subidita de precio. Al no tener el Furvus elegido inicialmente pedimos un Clarete Finca los Quemados 2020 de Goyo García Viadero que no nos convenció. A pesar de estos inconvenientes lo que comimos estaba muy bueno.