Clos en Madrid

⭐️⭐️⭐️⭐️⭐️ ¡Una joya gastronómica en Madrid! Clos deleita con una cocina que combina raíces mediterráneas con sofisticación moderna, demostrando la máxima creatividad. Cada plato es como una pequeña obra de arte: complejo y sabroso, perfectamente equilibrado y visualmente impactante. El menú degustación, que resume la filosofía de la casa, es especialmente recomendable; destaca el rodaballo tierno y en su punto, combinado con sabores de temporada, que perdurará en el recuerdo. La selección de vinos es excepcional, con grandes nombres y emocionantes descubrimientos que maridan a la perfección con cada plato. El servicio es extremadamente profesional, amable y, a la vez, agradablemente discreto, haciéndote sentir como en casa desde el primer momento. El ambiente es elegante y con estilo, y transmite una atmósfera íntima, casi privada, ideal para veladas especiales o momentos gourmet. Un restaurante que combina delicias culinarias, hospitalidad y ambiente del más alto nivel, ¡muy recomendable para cualquiera que busque una experiencia gastronómica inolvidable en Madrid!

Pude ir al restaurante y todo impecable! Desde el recibimiento hasta el final. La comida increíble! Volvería a ir

Muy decepcionante. Excepto 2 platos que nos encantaron y por eso le damos 3 estrellas a la comida; la lubina y el postre a capas de chocolate, el resto bastante pasable. 2 platos; la entrada de tomate y el arroz con pichón, muy, muy, salados. El plato de ciervo nada interesante y las tapas dedagradables a gusto en textura y sabor. Prima más el visual que el buen trato al paladar. Los vinos, nada del otro mundo y eso que pedimos cambiar el tinto a uno mejor.. No repetiremos.

Estuvimos aquí y disfrutamos del maridaje de vinos. El servicio fue increíble. Fue un verdadero placer para nosotros (algo que no se hace a menudo), pero el personal nos hizo sentir como en casa. La comida fue de otro mundo.

El mejor restaurante de nuestra vida. La comida es divina. El servicio es excelente y demasiado abrumador. El lugar es acogedor, así que disfrutamos de una cena muy agradable con mi esposa. Recomiendo encarecidamente ir allí si quieres tener una experiencia Michelin en un restaurante.

Probamos el menú de 7 pases y nos gustó mucho. Aunque los platos tienen mucha elaboración lo que predomina es un buen producto: el pichón, la lubina, el ciervo... Muy bueno, en un espacio muy bonito y elegante, con un personal muy atento. Lo pasamos bien y comimos muy bien. Gracias

Fuimos una comida de amigos, todos nos dedicamos al mundo de la hostelería. Tomamos menú degustación y nos encantó; es verdad que hay un par de aperitivos que de sabor se nos quedaron un poco planos pero en general la experiencia fue maravillosa. Elegimos un par de vinos de carta y entre medias metimos un espumoso, el camarero nos los maridó a la perfección con cada plato y la chica que le acompañaba era una gran profesional. Sin duda el plato de la lubina ha sido el mejor de toda la experiencia seguido del pichón y de las gambas con ajoblanco, los raviolis de chocolate una cosa de otro mundo, el postre de chocolate simplemente brutal, no hay más palabras. Aún siendo una mesa complicada ya que varios de los comensales teníamos alergias y peticiones especiales se han sabido amoldar a todo. Ha sido un placer tratar con trabajadores tan amables y profesionales. Muy recomendable.

Gran servicio y ambiente Gran comida, todo el servicio era excelente Muy buena relación calidad-precio El personal era muy amable y servicial El restaurante es bastante y cómodo No te pierdas

La comida estaba buenísima pero lo mejor ha sido la experiencia y el servicio, el cual ha sido impecable. Lo recomendamos muchísimo y ojalá volver a probar sus novedades!

Pequeño restaurante galardonado con una estrella Michelín. Es cómodo y las mesas están bien distanciadas sin agobio alguno. Tiene opciones de comer a la carta y de menús de degustación. Elegimos el menú que llaman Clósicos, de 6 pasos y postre. Comienza con un consomé de verduras que es una gran sorpresa. Un sabor muy concentrado y sorprendente. Nos gustaron mucho las tapas, al igual que el tartar. El plato que menos me gustó fué el arroz de pichón. Esperaba más y me resultó un tanto anodino. Y se cierra con la lubina el mejor plato del menú aunque el ciervo no le andaba muy a la zaga. Cocina de gran altura de con combinaciones que sorprenden muy agradablemente. Si tuviera que ponerle una pega diría que las raciones de los platos principales son algo exigüas. Muy buen servicio, todo muy bien orquestado y muy competentes. Dan las explicaciones justas sin que resulten prolijas y no son nada intrusivos, cosa que a veces cansa en restaurantes de esta gama. Buenos vinos por copas y pan excelente.