Cinc Sentits en Barcelona

Lo principal de un restaurante se supone que es la comida, y en este caso el menú degustación es excepcional. Son continuas sorpresas, tanto por sabores y productos muy reconocibles como por apuestas novedosas con resultados siempre perfectos. Emplatados muy cuidados. Sin duda merece la pena el maridaje de vinos, bien seleccionados y generosos en número y cantidad. Si tienen posibilidad, la opción de la mesa del chef es muy recomendable por la visión que ofrece de la cocina y del trabajo sincronizado que ejecutan. El servicio, muy amable y atento, no está al nivel que esperado. Es perfecto que sea desenfadado y cercano, pero tienen fallos "tecnicos" que deberían corregir. En cuanto al espacio, una vez más en este tipo de locales, la decoración es absolutamente impersonal y lo mismo cumpliría en unas oficinas que en una clínica dental. Al menos, la distribución es buena y resulta cómodo y discreto. Precio muy justificado.

Alta gastronomía accesible: menús sensoriales, justo equilibrio entre innovación y gusto, con buena relación calidad-percepción. Muy recomendable para celebraciones especiales.

Una experiencia gastronomía increíble. Todo exquisito y un trato espectacular.

En primer lugar, a los centroeuropeos les alegrará saber que pueden llegar a Cinc Sentits a las 19:00 y ya pueden comer algo. El restaurante está situado en una calle lateral, cerca de la Plaza de España, y desde fuera parece completamente discreto. Se ruega a los comensales que lleguen puntuales, ya que los aperitivos se sirven en una bonita y oscura antesala frente al comedor, con espacio limitado para unos pocos comensales. (Esta es mi opinión subjetiva sobre la comida. La calificación se refiere a las expectativas que uno podría tener (yo tengo) de un restaurante de una estrella. +/0/– debería ser evidente). La experiencia comienza con los aperitivos en esta sala de diseño interesante, inspirada en un bosque, con un trío de aceitunas, trucha ahumada, un sándwich de pollo asado y un cóctel de vermut y sake. (0) Tras el cambio al elegante y espacioso comedor, se sirve otro trío de aperitivos: ventresca de atún, foie gras y Wagyu. Todo está delicioso, destacando el praliné de Wagyu con tártara, caviar y crema fermentada. Además, servido el 3 de octubre, luce los colores nacionales de este comensal en su festividad nacional. 😊 (+) El primer plato tiene una pinta preciosa (y) colorida, con la sardina salada equilibrada por las verduras y la espuma de pepino fresco. (0) El siguiente plato se centra en los tomates; es un placer encontrar tomates tan sabrosos, pero como plato en un restaurante de 2 estrellas, lo encuentro un poco soso y poco original. (-) En Cinc Sentits, el pan también merece una mención: tanto el brioche (con mantequilla noisette) como el de masa madre con dos aceites de oliva son fantásticos. Según la receta, la gamba de Palamós es la estrella del (próximo) plato. Y lo es, con su textura perfecta, pero tiene que serlo, porque ni el caldo soso ni la espuma de hinojo aportan mucho al sabor. Un poco decepcionante. (-) Para mí, el plato estrella: el pescado blanco. Hoy toca bacalao del Atlántico con puré de alcachofas y salsa para bañar, uno de los mejores platos de pescado en mucho tiempo. La textura y el delicado sabor del pescado son impresionantes (+) Los ingredientes y su integración en el siguiente plato se presentan con información adicional, lo cual me parece interesante y genial. El vino tinto que pedí ya debería haber llegado, pero por desgracia no ha aparecido (el sumiller se disculpa y quiere decir que debería haber vuelto a pedir el vino, porque tenía algo más para beber en la mesa, ¡qué raro!). El plato de carne (para el que se esperaba el vino tinto) es una decepción. El pato no está tan tierno como debería y puede que lo hayan dejado en la bandeja antes de servirlo, ya que la temperatura era demasiado baja, tibio en el mejor de los casos. El sabor es bueno, pero en mi opinión no está a la altura de un 2 estrellas. El prepostre —una bebida que lleva en la carta desde que abrió el restaurante— es delicioso y cumple su función. El primer postre es una creación con variaciones de higos. Como nunca me han gustado los higos por su textura, soy un poco parcial. (0, porque mi aversión no es culpa del restaurante). El postre principal es de esos que priorizan el estilo sobre la sustancia, pero la presentación es muy divertida y también está buenísimo (0). La experiencia termina con cuatro deliciosos petit fours. En general, aunque elegí el menú extendido con dos platos adicionales, fue la primera vez en mucho tiempo que salí de un restaurante gourmet con algo de hambre. Me sorprendió mucho cuando el camarero me dijo que el pato sería el último plato salado. Al final, la experiencia fue agradable, pero no tan buena como esperaba. El problema con el vino… tres de cinco platos no tan buenos… no son cinco estrellas (en Google), pero son mejor que cuatro. Al final, me fui un poco decepcionado, así que el resultado final es cuatro.

Excepcional y sorprendente restaurante con dos menús de degustación que sorprenden. Perfectamente ejecutados e innovando constantemente, huyen del uso excesivo de químicos de la cocina molecular, mi cuerpo lo agradece, ofreciendo un abanico de sabores y texturas perfectamente orquestados. Todo ello con la profesionalidad de un staff educado y amable. Solo me ha faltado poder felicitar al chef. Totalmente recomendable.

Una experiencia fantástica. Literalmente, todos tus sentidos se estimulan. Y no te irás a casa con hambre 🤓 (algo que, por desgracia, a veces me pasa en buenos restaurantes con estrellas Michelin). El personal fue profesional y hablaba bien inglés. El menú se presentó de forma muy original y, además de mucha tradición, incluso tenía un toque de humor. Así que, si tienes algo que celebrar en Barcelona y tienes tiempo para cenar durante tres horas, ¡este es tu sitio imprescindible! Intentaré no arruinar la diversión subiendo demasiadas fotos, pero lo pasamos genial y delicioso. P. D.: Elegí el maridaje sin alcohol y no me decepcionó en absoluto 😍

Unos maestros para hacerte sentir bien, la verdad es que fuimos antes de que fuese en estrella michelín, y ya sabíamos que se la iban a dar, porque ya estaban haciendo las cosas muy bien, ahora que hemos ido de nuevo varias veces, es un lugar increíble para pasar un buen rato deleitando los cinco sentidos, Experiencia totalmente recomendable unos Cracks!!

Éramos un grupo de 11 personas y la única opción que tienen es reservar una sala como evento Pagamos 336€/persona por la sala con el menú degustación que fueron 6 platos, 3 postres y 9 maridajes. Algunos platos eran sublimes, y el maridaje más que correcto. Por el contrario, también nos llevaron el solomillo a quien faltaba temperatura o un plato que era una fideuá bien hecha. Pero lo peor fue que todos, absolutamente todos los comensales nos quedamos con GANA. La mayoría habían estado en restaurantes de alta cocina y NUNCA nadie se había encontrado algo así. Salió Jordi a saludar y le dijimos educadamente. No hubo ninguna corrección. Sólo una disculpa descafeinada excusándose de que es un menú adaptado a los grupos y que para que saliera bien había que reducir el menú (pagando lo mismo) Eso sí, la proporción de bebida con tan poca comida hizo que saliéramos cantando. Una experiencia decepcionante. ¡Ah! si Jordi nos dijo que volviéramos haciendo el menú normal (y pagando claro) así no nos quedaríamos con el "mal recuerdo".

calidad y trato excepcional. Merecidas las estrellas que tiene. De lo mejor de Barcelona.

La comida era fabulosa. Me impresionó mucho el uso de productos locales. Se utilizaron muchas técnicas de fermentación para realzar los sabores. Mis favoritos fueron las verduras frescas del jardín. El servicio fue impecable. Cada plato fue explicado detalladamente con una tarjeta contando sus ingredientes y su justificación. Uno de mis restaurantes favoritos en Barcelona.