Casa Mira en Madrid

Los mejores polvorones del mundo!!!

Todo un descubrimiento!! Nivel altísimo en todo, turrones, mazapanes, chocolate, dulces, etc, etc, etc. Muy buen servicio, súper atentos, y el precio muy alto, pero, cuando se ofrecen cosas que no encuentras en ningún lado, pues vale la pena pagarlo.

Excelente!!!!!! De toda la vida. Los turrones son especiales Recomiendo

Casa Mira es, sin duda, una pastelería con historia. El lugar es precioso, decorado con un gusto clásico que te transporta directamente a otra época. Entrar ahí es como dar un salto al siglo pasado, y eso crea unas expectativas muy altas. Sin embargo, en cuanto a la calidad de los productos, la experiencia no estuvo a la altura del encanto del local. No es que estén mal, pero desde luego no destacan. Los productos fritos estaban demasiado impregnados de aceite, lo que los hacía bastante pesados y poco digeribles. El croissant, por ejemplo, era denso y nada ligero, muy lejos de lo que uno espera de una pastelería con tanto renombre. Pero lo más desagradable fue lo que me pasó hoy. Pedí un croissant y al momento de pagar, la dependienta me dijo que no podía usar el datáfono porque había un problema "a nivel mundial" con los pagos con tarjeta. Confié en su palabra, busqué algo de efectivo y pagué. Más tarde me enteré de que no había ningún fallo general con los pagos electrónicos, así que todo indica que simplemente no quería que le pagara 2,60 € con tarjeta. Esto me parece inaceptable. La tradición y el prestigio no deberían estar reñidos con un trato honesto y profesional al cliente. Una lástima.

Chocolates buenísimos. Compré un par para probar y luego varios más porque estaban buenísimos. Pedimos trufas y otros bombones. Buen precio, personal muy amable; sin duda lo recomendaría y probaría otros productos.

La mejor vidriera del centro de Madrid, con los mejores turrones y masas.

Todo perfecto. Turrones de tradición. Los solía comprar mi abuelo y ahora los compro yo❤️

Para mí, Casa Mira es uno de esos sitios que de verdad vale la pena recordar si visitas Madrid. No es solo por la comida, que es excelente, sino por la experiencia completa. Está en el barrio de Cortes, que es una zona preciosa y muy céntrica, así que llegar es muy fácil, incluso cuando hay mucho tráfico o la ciudad está a tope. Eso para mí es un punto importantísimo, porque nadie quiere perder el tiempo buscando un lugar complicado. Lo que más me gusta es que, aunque es una tienda tradicional, en su menú han sabido incorporar platos de otras regiones de España. No se limitan a lo típico de aquí, sino que puedes probar sabores de otras cocinas españolas, y todo está hecho con mucho cuidado. He leído opiniones de críticos y de clientes, y la verdad es que coincido: la relación calidad-precio es estupenda. No es un lugar caro, para nada, y lo que comes merece mucho la pena. Además, facilitan las cosas aceptando diferentes formas de pago, lo cual hoy en día se agradece. El ambiente invita a quedarse, a no tener prisa. La decoración es acogedora y tradicional, perfecta para una comida tranquila en familia. Eso sí, yo siempre recomiendo reservar, porque es un sitio con bastante demanda y no querrás quedarte sin mesa. Si quieres hacerte una idea de cómo son sus platos, hay fotos disponibles en sitios como Grastoranking. Pero créeme, el sabor supera a la imagen. Es un sitio auténtico que te deja con un muy buen sabor de boca y con ganas de volver.

Obrador de turrón artesanal desde 1842, con cocina 100 % tradicional. Las estanterías de caoba, espejos dorados y decoración decimonónica transportan al cliente a otra época. Desde el duro de Alicante hasta yemas tostadas, mazapanes o frutas escarchadas, cada pieza se elabora a mano y sigue la fórmula original. Vale la pena visitar solo por el diseño del mostrador y su historia dulce.

La única fábrica de turrón de mediados del siglo XIX que sigue en funcionamiento, la tienda es un hermoso edificio tradicional forrado de caoba y espejos. Vende turrón, fruta confitada y otras golosinas dulces. Productos no baratos pero de primera calidad.