Brasería El Peregrino en Valladolid

Sitio pequeño pero confortable y con bonito aspecto. La comida exquisita y muy bien presentada en plato junto con una vajilla bastante curiosa. El servicio muy atento. Las únicas pegas que se le puede poner a la comida es que como pan te ponen bollitos del Mercadona, o similares, que gratinan al momento de traerlos a mesa y dejan que desear un poco para un restaurante, pues por dentro están muy blandos y tirando a crudos y reblandecido. Pese a que la comida fue excelente y el servicio muy atento, se nos hizo incómodo tardásemos 2 horas en comer unos chipirones a compartir y un plato principal... La espera entre primer y segundo plato se hizo interminable y difícilmente entendible. Al ser pequeño el restaurante y estar muy juntas las mesas, el habla de la gente se convierte en un bullicio algo incómodo. Seguramente repitamos... Pero obviamente para ir sin ningún tipo de prisa y esperando las esperas se vean reducidas y el pan sea de mejor calidad.

Comimos tres platos del día diferentes y todos muy muy buenos tanto la calidad como la cantidad. La atención también muy buena. Muy recomendable

comida riquísima y un servicio muy amable, en general una experiencia excepcional

Fue una comida de amigos, muy bien atendidos y buena cocina

He ido varias veces a comer de menú y completamente satisfechos. Una magnífica variedad de primeros y segundos, unos postres riquisimos con una magnífica cocina y una atención excelente con raciones abundantes. Un precio del menú súper ajustado. Desde luego un sitio para recomendar

Restaurante con buen servicio y buena cocina . Precio razonable

El dueño un crack y la comida espectacular

Fuimos a comer a El Peregrino con la familia y acabamos plenamente satisfechos. Comimos revuelto, el cual estaba excelente, ensalada de balacao con naranja, sorprendente y que a todos nos gustó. Después comimos arroz con bogavante, el cual estaba magnífico y que a todos nos dejó plenamente satisfechos, caldoso, en su punto y con mucho sabor. Uno de los comensales pidió abanico ibérico, y también le encantó. Finalizamos con unos postres, varias tartas las cuales todas estaban muy ricas. Además nos trataron muy bien, con mucha amabilidad. En resumen, una gran sorpresa y que merece la pena repetir.

NO ME OFRECIERON CHUPITO 😪 El lugar es pequeño y muy familiar. Hay terraza pero la tarde estaba lluviosa. La comida es casera y sabrosa. La atención un poco lenta a veces, pero el mayor pecado fue que no me ofrecieron un licor de cortesía. Por un momento creí que no estaba en España.

Buena relación calidad precio. Abundantes raciones.