Bar Restaurante Platero en San Sebastián

Muy asequible, buenas bebidas. El camarero parecía incomodar a algunos.

Súper amigable. Comimos calamares a la parrilla y patatas con alioli, bebimos dos cervezas y luego pedimos dos Ramazotti por cuenta de la casa. Excelente relación calidad-precio

La relación calidad-precio insuperable. Recomiendo el Entrecot 🫶🏼

Muy buena calidad precio menú del día

Camarer@s majisimos y la comida buenísima, recomendable 100%

Es la segunda vez que viajamos a san Sebastián y que hemos visitado este gran bar! El dueño, Aitor, encantador,y las camareras igual! Tienen q probar sus carrilleras, las alitas, o los chopitos! Trato muy agradable y familiar! Volveremos en una tercera visita a esta magnífica ciudad ! Hasta pronto!

Personal maravillosamente acogedor. Servicio personalizado y atento. Tuvimos una tarde maravillosa.

Un lugar muy amigable Precios económicos Atención 10 puntos

Un pequeño bar/resto divertido con un personal atento y capacitado y un ambiente íntimo y ruidoso con risas por todos lados. Si vas los jueves por la noche, es posible que veas multitudes de jóvenes tomando una caña (cerveza pequeña) sentados en la acera. Buena comida a precios increíblemente bajos.

Saliéndonos de los caminos trillados después de visitar la instalación de arte al aire libre 'Peine del Viento' nos topamos con el Bar Restaurante Platero, tuvimos suerte de anotar la última mesa disponible para el almuerzo, pero tuvimos que desalojarla 45 minutos ya que estaba reservada. El menú de tres platos del día con una bebida tenía un precio razonable de 14 . 5 euros. El menú estaba solo en euskera pero pude traducirlo con una aplicación online para hacer nuestras selecciones. Nos dieron una botella de vino sin abrir para compartir, pero vimos botellas abiertas medio vacías que se dan a otros huéspedes, era de una calidad adecuada. Las comidas eran sencillas y adecuadas, nada especial, no nos fuimos con hambre. De postre, el flan de manzana fue la mejor opción, evita el postre cuando te digan que es muy dulce ya que es súper dulce y aceitoso y no podría comer más que una cucharadita. El bar era en realidad muy relajante, acogedor y amable a pesar de que no podíamos hablar el idioma, disfrutamos viendo a los otros huéspedes, en su mayoría lugareños que sentimos. Podríamos haber hecho fácilmente de este nuestro bar local si nos hubiéramos alojado en el barrio.