Bar Alonso en Madrid

Pasamos de casualidad por la puerta Y tengo que decir que me encantó Te transporta a las vermuterias de antaño y tiene una variedad de comida increíble. Nosotros pedimos zamburiñas,navajas y ostras con un rico vermut. Todo buenísimo y bien de precio Volveremos para probar más cosas seguro

Pequeño bar de toda la vida para comer de pie, donde todo está bueno, sus callos son el plato estrella. No muy amables pero si profesionales. Lleno los fines de semana.

Sus cañas son muy buen tiradas muy poca espuma, además las patatas bravas son muy suave y picantes excelente combinación de raciones, tienen mucha variedad de bocatas y tapas, de verdad el sitio es muy barato y esta muy majo

Cervecería tradicional con buen producto. El servicio no es el más amable, pero es extremadamente eficaz. Camareros de los de antes. Una pena para los celíacos que las famosas bravas las frían en el mismo aceite que el resto de cosas y que por tanto no las podamos tomar.

Una experiencia agradable. Lo único es que al estar tan lleno, se echa de menos poder pedir directamente desde el móvil, como en otros locales más modernos.

Un bar de toda la vida, famoso por sus deliciosos callos que va más allá de estos en la cocina tradicional preparando otros platos, todos ellos deliciosos. Pedimos unas gambas a la plancha, callos, torrezno y chopitos a la andaluza, y estaba todo riquísimo. La última vez que estuve fue hace más de treinta años, y sigue igual de bien.

Buenos callos los pude comer .no en todos los sitios son perola eso es muy importante

Buena calidad , se echa de menos unas banquetas para sentarte

Se podría aunar toda esa palabrería moderna para describir la Cervecería Alonso. Diríamos que es minimalista, no por sus platos, sino por sus mesas litera y el tamaño de su cocina. Podríamos decir que es gourmet, ya que ofrece platos que hoy en día muchos ya no valoran y que, en ocasiones, son difíciles de encontrar; el producto es bueno y de calidad. Y, por supuesto, es fusión total: un día de calor, una tapa caliente combina con una caña que ni la Central de Zorita. En una época en la que todo lo antiguo se pierde y donde el turisteo, al menos en otras ciudades, se come lo tradicional, lo genuino es digno de mención: ver a un personal de siempre, preocupado por sus clientes. Puede parecer una tontería, pero es un servicio que en algunos lugares ya se ha perdido. “Quien mucho abarca, poco aprieta”; podríamos pensar que, con una ristra de tapas tan extensa, difícilmente podría estar a la altura. Sin embargo, en Cervecería Alonso no hay nada que esté malo: está todo bueno. Seguramente habrá días en que algo esté más al punto, según el gusto de cada cual, o que el producto sea casualmente mejor o peor. Me han gustado mucho los callos: no son los mejores que he comido, pero tampoco dejamos una gota de salsa y, oiga, con varios trozos de panal. El pulpo a la gallega también le gustó a la gallega; no obstante, tampoco fue su mejor pulpo, que no es poco decir. Los calamares y los txipirones nos encantaron, en su punto ideal, aunque los txipis estaban un tanto salados y la salsa en su tinta fue algo inesperado, los que más nos sorprendió . Si algo me ha gustado sin terminar de convencerme han sido las croquetas de txangurro: no diría que tienen un sabor fino a txangurro, sino más bien a “tigres” o similar. Sin duda, este es un lugar que hay que preservar tal y como está. No se puede disfrutar ni valorar lo moderno sin conocer y haber disfrutado de lo tradicional. Aquí podemos adentrarnos en una cápsula del tiempo que nos sumerge momentáneamente en lo que antaño fue el tapeo y nos expone el mismo, con sus luces y sus sombras. Concluimos con: es canon para foodies

Conocí esta bar de tapas de forma ocasional, pero no será la última vez que pase por allí. La comida de 10, el servicio de 10 y el ambiente de los de toda la vida, de los que no pueden faltar. Añadir tambien que la cerveza, es de las mejores tiradas que yo conozco.