Los mejores restaurantes de otras cocinas españolas en Villafáfila
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8,3
724 Opiniones |
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Restaurante El Palomar
Villafáfila
20/12/2025: Ideal.
Calidad y calidez.
Hemos comido aquí en familia y la experiencia ha sido estupenda. El restaurante rural muy acogedor, se está a gusto desde que entras y se nota el cuidado en cada detalle,.la comida estaba todo buenísimo, platos bien hechos y con muy buen producto. Trato cariñoso y atento con nuestro niño, algo que marca la diferencia y se agradece muchísimo cuando viajas en familia. Nos hemos sentido muy cómodos y bien atendidos en todo momento.
Un lugar al que volveríamos sin dudar. ¡Gracias por hacernos sentir como en casa!
Lúa, Carlos y Aran
08/12/2025: Comida corepta tirando a buena precio 2 menus festivo 45€. E encantaron Mos callos con garbanzos
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7,6
475 Opiniones |
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Meson Las Lagunas
Villafáfila
08/12/2025: Lugar acogedor y con una ambientación inmejorable. La comida casera, abundante y muy, muy rica. El servicio extraordinario y el trato más que cordial. No os perdáis la tarta casera de yema. Muy, muy recomendable
05/12/2025: Acudimos al mesón con hambre viajera,
prometía sustento, promesa ligera.
La comida, ay triste, sin gloria ni honor,
ración corta, sabor pobre, y frío congelador.
Sin arte, sin mimo, sin grandes hazañas,
producto de hielo pasado por mañas.
Del café, mejor ni alzar oración:
torrefacto aguado, pecado mayor del mesón.
La atención, sin pena y sin gran virtud,
correcta sin alma, sin vicio ni luz.
El vino del reino, he de reconocer,
salió decente y digno de beber.
Y el comedor, bonito, no se puede negar,
más la belleza no quita el mal yantar.
Mas ahora viene el acto más villano,
el giro traidor, la daga en la mano.
Pedimos el menú del día sin temor:
doce euros juraban los hombres del lugar, señor.
Mas llega el momento de pagar el tributo,
y un caballero viejo, de gesto absoluto,
nos dice de pronto, sin pestañear:
“Son trece por cabeza… veintiséis a pagar.”
Entrego treinta monedas con noble intención,
y el villano me lanza —sin pizca de educación—
tres míseros euros, sucios cual pecado,
los tira en la barra con gesto envenenado,
me mira de reojo, escupe al suelo más,
y dice: “Toma el cambio”, con desprecio y con faz.
Yo, que vengo de tierras de propina sagrada,
pensé que en el precio venía ya incluida la jugada.
Mas luego un lugareño, discreto y sincero,
me dijo al oído: “No, eso fue un atraco certero.”
Y así concluye esta triste función:
comimos mediocre, pagamos traición.
Mesón de bellas paredes y alma ruín,
donde el robo se sirve en plato sutil y ruin.
No repetiré visita, lo juro por mi honor,
pues prefiero pan duro que otro fraude peor.
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