Que decir de uno de los mejores restaurantes de Valencia, para mi humilde opinión. Excelente puesta en escena, calidad y trato del producto, y que decir de Jose Miguel, jefe de sala: impecable!. Te hacen sentir como en casa saliendo decir allí con una experiencia gastronómica de primera. Sólo le veo una mejora: la cobertura del móvil 😅 ¡Seguid así!
Juanjo Pinazo
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08 Agosto 2025
10,0
Por fin hemos ido, y sí, ha valido la pena
Tenía al Restaurante Yarza en mi lista de “pendientes con ganas” desde hace mucho… y hoy por fin lo hemos tachado. Hemos ido los cinco con mis padres y mi suegra.
El local no es muy grande, se agradece el ambiente tranquilo y cuidado. Están ampliando con el local de al lado, así que pronto habrá más espacio. Las mesas, puestas con mimo: manteles blancos, servilletas de tela, vajilla bonita, cristalería y cubertería que brillan. Y las cambian las veces que haga falta. Eso hoy en día, lo valoro muchísimo.
El pan, ¡riquísimo! Rebanadas generosas y gruesas, de las que apetece mojar.
Hemos pedido varios entrantes al centro y un principal cada uno. La carta es bastante amplia, y además hay sugerencias fuera de carta que suenan muy bien. Mientras llegábamos todos, nos ofrecen unas aceitunas y croquetas de pollo con ras el hanout. Para ir abriendo boca.
A mi me vuelven loca las ortiguillas y al verlas en la carta, no he podido resistirme. ¡Qué delicia! Crujientes, a la romana, saborazo a mar. Literalmente, una bocanada marina.
También hemos pedido el paté en croûte de presa “Joselito” con foie, higos y pistachos. Viene ya cortado para compartir, y es una bomba de sabor y textura. Elegante y potente.
Otro entrante estrella: chipirones a la plancha con caramelo de cebolla. (En la carta pone calamares, pero hoy no había y han cambiado por chipirones).
La parte de la cabeza estaba hecha a la plancha y la de las patas rebozada y crujiente. Uno de los entrantes estrella. Raciones abundantes. Cada una llevaba 4 chipirones.
El mollete de papada ibérica con mozzarella y trufa, acompañado de papas caseras. Nada de patatas congeladas o papas de paquete; hechas por ellos, crujientes, caseras, nada grasientas ni saladas. Y servidas en platitos individuales, detalle que se agradece.
Y por recomendación, pedimos Bouchot del Mont Saint-Michel: una especie de clóchinas mini, al vapor, sabrosísimas. Sencillas y muy especiales.
De principales, un poco de todo:
– Steak tartar muy bueno, acompañado con pan brioche a la plancha. (A mí me gustan más las tostadas finas, pero el tartar estaba top).
– Carabinero en papillote con sobrasada, huevo frito y patatas. Original, visualmente precioso, y lleno de sabor. Me ha recordado a Formentera.
– También hemos pedido pot y pata, manitas de cerdo, cocochas de merluza, chipirón relleno en su tinta, mogote ibérico… Todos servidos con gusto y una materia prima y cocina excelente.
De postre, los fans de la crème brûlée han dicho que estaba espectacular. Otros hemos pedimos helado de caramelo salado hecho por ellos (nada de proveedores). Te lo sirven en dos quenelles. Cremoso, y nada empalagoso.
Hasta el café estaba rico, y eso no pasa siempre. Lo acompañan con unos pequeños merengues secos con cremita de cítricos. Un detallazo para terminar.
Para beber, Protos y agua de Benassal.
Un sitio al que apetece volver, producto de calidad, platos sabrosos, atención del personal de sala y de cocina muy cuidada y un punto de creatividad. Gracias Manuel Yarza por vuestro cariño en cada plato, en cada gesto. Se nota cuando las cosas se hacen con pasión.
No me deja subir fotos. Se queda la reseña pendiente y no se publica.
luz duyos lledo
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03 Agosto 2025
10,0
Visitó una noche de la semana de la tarde llegando justo cuando el restaurante abrió. El personal parecía lo suficientemente amable a la llegada, pero las cosas se volvieron demasiado invasivas, sirviendo vino en exceso cuando pedimos no hacerlo. Todo el mundo se quedó mirando miserablemente lo que estábamos haciendo. El restaurante es pequeño y nos empujaron en una esquina. Música baja y anticuada para un establecimiento moderno y todo el lugar simplemente carecía de ambiente o cualquier tipo de alma.
El camarero brusco que toma su orden de comida es un poco grosero. Pedimos plato de sepia que era excelente, las croquetas de bacalao también excelente para empezar. Como platos principales explicamos que queríamos un plato de merluza que era encantador y un filete para terminar. El camarero intentó vendernos el caro chuletón, pero insistí en que estábamos contentos con el solomillo de 32 € que aceptó. El bistec salió exagerado y cuando aterrizaron en nuestra factura nos cobraron 50 euros en lugar de lo que estaba en el menú! Comimos la sensación de comida que tuvimos que hablar muy tranquilamente durante todo el tiempo y batting lejos Camareros que estaban sirviendo nuestro vino a la tasa de nudos incluso cuando dijimos que no!
La comida sabrosa no detiene el mal sabor de la polilla cuando se ha gastado 160 euros para dos personas en un entorno poco atmosférico y ligeramente pretencioso. Hemos comido en muchos lugares recomendados por la guía Michelin por la mitad del dinero de este lugar y tuvimos una velada maravillosa. Ni siquiera un agradecimiento y adiós a la salida. Recomendaría Blanqueries más que es muy superior y más barato!
Kevin K
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29 Mayo 2025
6,0