Yakitoro en Madrid

Un lugar muy agradable para comer japonés algo distinto. Platos bien elaborados, sabrosos y con buena presentación. El servicio es muy atento y amable en todo momento.

De los mejores restaurantes en los que he estado, me encanta que den un servicio y una comida asi de excelente a precios para que pueda ir cualquiera. Volveré en cuanto pueda!

Hacía 6 años que no volvía y se puede decir que sigue siendo tan bueno como antes. La comida muy rica y ma atención excelente. Sí que he notado que las cantidades se han reducido, pero en general se puede cenar en pareja por 80-100€

Trato cordial. El ritmo del pase de los platos fue excesivamente rápido. No dio tiempo ni a abrir la botella de vino que entraba en el menú degustación, ya que a los 40 minutos habían pasado por la mesa los 8 platos del menú. De hecho, tuvieron que llevarse dos de ellos para que no se enfriaran. Todo muy descontrolado, el orden de cada pase era muy diferente al que nos contaron cuando nos sentamos. La cerveza del menú, Kirin, no había y nada tuvo que ver con la que nos ofrecieron, Cibeles. Decepcionante.

Hacía mucho tiempo que no visitaba Yakitoro, y en esta ocasión tengo que decir que el nivel y la calidad de los platos han bajado considerablemente. Ubicación y acceso El restaurante se encuentra en pleno centro de Madrid, lo que hace que encontrar aparcamiento sea una tarea difícil. La mejor opción, sin duda, es optar directamente por un parking subterráneo. Reserva y ambiente Es muy recomendable reservar con antelación, ya que suele haber bastante demanda. En cuanto al local, la decoración sigue siendo moderna y acogedora, pero la distribución de las mesas deja mucho que desear. Hay muy poca intimidad, lo que hace que la experiencia sea menos confortable. Atención al cliente El servicio no es malo, pero sí escaso. La atención es bastante fría y distante, sin ningún trato especial hacia el cliente. No se siente un esfuerzo por hacer que la experiencia sea más agradable. Comida Aquí es donde más he notado el bajón en calidad: • Gyozas de ternera: Estaban buenas, pero nada extraordinario. • Arroz especiado: Muy mal ejecutado. El arroz estaba pasado y nadaba en salsa, lo que hacía que cada cucharada arrastrara todo el líquido y se perdieran completamente los matices del arroz y las especias. • Entrecostilla de Wagyu: Este plato merece una mención especial, y no precisamente por algo positivo. Antes era el plato estrella, el número uno para muchos clientes, pero en esta ocasión fue una completa decepción. La carne era extremadamente dura y sin el alto porcentaje de grasa que debería caracterizar a este corte. Honestamente, dudo que se trate de entrecostilla de Wagyu, y si lo es, su calidad ha caído en picado. Si es difícil conseguir este corte con la calidad adecuada, sería mejor retirarlo de la carta en lugar de ofrecer algo tan decepcionante. • Pollo frito crujiente: Un plato que en el pasado destacó, pero que en esta ocasión se quedó simplemente en “pasable”. Nada destacable. • Secreto de cerdo y panceta: Estos sí estaban bien, sin grandes sorpresas pero bien ejecutados. • Berenjena en tempura: Uno de los mejores platos de la comida. La combinación de sabores y texturas estaba perfectamente equilibrada. Sin duda, un acierto. • Bao de oreja: Totalmente prescindible. El bao estaba frío y la oreja tenía una textura excesivamente gelatinosa. No lo volvería a pedir. • Bebidas: El “Limón Limón” sigue estando bueno, sin cambios. Conclusión Mi experiencia en Yakitoro fue, en general, decepcionante. La calidad de algunos platos ha bajado notablemente, especialmente la entrecostilla de Wagyu, que pasó de ser un referente a convertirse en una decepción absoluta. Si bien algunos platos como la berenjena siguen destacando, la ejecución de otros deja mucho que desear. El servicio, aunque correcto, es distante y poco cálido, y el ambiente, aunque bonito, se ve afectado por la falta de privacidad entre mesas. Espero que Yakitoro tome medidas para recuperar el nivel que lo hizo destacar en el pasado, porque, de lo contrario, dejará de ser una opción recomendable.

Muy recomendable. La comida buenísima, el servicio muy atento.

Un sitio estupendo, el trato del personal de 10 y de la comida que decir todo estupendo, nuestro camarero nos recomendó los platos y fue una elección súper acertada. Volveremos seguro

Impresionante comida Buen precio Buena atencion Repetiré seguro

Lugar ideal para degustación. Platos de fusión muy elaborados con sabores y contrastes. Recomendado . El que nos atendió muy amable y atento

Tras leer varios comentarios favorables, decidimos reservar en este restaurante. Nos recibieron con mucha amabilidad y cortesía. Quedamos muy impresionados por la decoración y la originalidad de las mesas, con la bebida y botelleros integrados en la mesa. Cuando la camarera nos preguntó por alguna alergia o intolerancia, el panorama cambio un poco. Mi hija pequeña es intolerante al sorbitol y a la fructosa, por lo cual no puede comer ajos, cebollas y azúcar añadidos en general. Tras saber esto la camarera, nos limitó toda la carta a solo dos platos; arroz blanco hervido (sin aceite) y carne a la plancha/parrilla. La verdad es que nos sorprendió la falta de recursos culinarios, ante las intolerancias de mi hija, aun mas sabiendo quien es el propietario del local. Este hecho nos hizo dudar en quedarnos o en buscar otras opciones. Finalmente nos quedamos. Eramos 8 comensales y pedimos una amplia variedad de platos, ya que no son raciones muy grandes (son tipo tapa) y compartimos entre todos, para poder probarlo todo. Algunos platos nos gustaron más que otros. En su mayoría son platos muy elaborados, con un producto de buena calidad, con sabores muy encontrados y diferentes. Aunque parecen platos sencillos, tras probarlos, te das cuenta del trabajo que hay detrás. La experiencia en general nos gustó, a pesar del inconveniente de la intolerancia de mi hija. No son precios económicos, porque no es un restáurate de comida rápida. Se paga el buen servicio y la comida. Experiencia diferente y muy recomendable si no tenéis ninguna intolerancia.