Victor Montes Restaurante en Bilbao

¡Comida increíble y un personal aún mejor! ¡Nos encantó este lugar!

Espectacular todos los pinxos y el trato de 10.

El lugar es un acierto en toda regla , Mario el chico que nos atendió super majo y profesional , la comida muy buena se nota que trabajan con producto de calidad

Un bar/restaurante súper divertido. Ambiente genial, vinos deliciosos y una amplia selección de pintxos deliciosos.

Un camarero muy grosero. Prácticamente nos echó a mitad de la cena. Una trampa para turistas, sin duda.

Le daría un 4,8. El único punto negativo fue la actitud del camarero. Pero probablemente no era su tipo de clientela. Son más bien de clase alta, pero en el bar todo vale.

Difícil encontrar un lugar que te hayan recomendado múltiples personas hablando de una ciudad grande como Bilbao. Es un referente en la ciudad, por supuesto hay que reservar y la experiencia no defrauda. El pescado increíble, las croquetas muy ricas y el trato del camarero impecable, profesional y muy atento. El local, decorado con cientos de botellas de todo tipo y muchas muy muy caras ofrece una experiencia acogedora y especial. Para ser sincero, las alcachofas y quizás hasta el foie no hace falta que las prueben ya que se quedan muy planas, pero la experiencia vale la pena y repetiría sin lugar a dudas. Eso sí, es una experiencia que hay que pagarla! Los precios son altos, pero a diferencia de otros sitios, creo que todo el entorno, la historia y el ambiente lo pueden llegar a justificar. Supongo que la altísima cantidad de extranjeros hace que los precios sean superiores a la media.

La comida, salvo el bacalao (que estaba duro y seco), estaba muy buena. El servicio fue muy irregular: por un lado, un personal excelente y, por otro, un camarero arrogante que, a pesar de no saber mucho de vinos, fue grosero y despectivo. Una decepción, porque era un sitio que me encantaba.

Buena comida, buena calidad y buena atención. Variedad de pintcos a escoger. Sitio acogedor. Ll3gamos tarde y nos at3ndieron con amabilidad.

El restaurante estaba ocupado cuando llegamos, así que decidimos tomar asiento al final de la elegante barra (que resultó ser una buena decisión). El camarero era atento y realmente nos cuidó. Los distintos pintxos que recomendó fueron todos muy buenos.