The Crown Marine en Barcelona

Pequeño restaurante que no parece gran cosa. Cocina muy pequeña pero excelente y muy generosa. Comimos muy bien en buen ambiente.

He parado aquí , ya que estaba en mi camino vía Sants a Casa , me he sentado en la terraza y he pedido para almorzar . Ha sido un lugar que te abraza cuando entras , su ambiente es como si el tiempo se paralizara en los 80 , 90 . Tiene un buen ambiente típico de un bar catalán , pocos quedan con esta magia . La comida es normal , nada especial , pero no le quita lo sabroso que se puede comer. Recomendado , por si estás por la zona.

Tortilla de patatas con cebolla buenísima Tan buena que la comí y olvidé hacer la foto. Servicio en barra y ambiente de barrio muy agradable.

Un sitio muy agradable para desayunar, variedad de pastas y bocadillos, trato estupendo

Somos vecinos del barrio, el trato de Marcela y Oscar es muy cercano se agradece pasar un buen momento en familia viendo el fútbol en su local, Eskerrik asko!

He dudado mucho en si escribir o no esta reseña. Puedo entender que todo el mundo tiene derecho a tener un mal día. Y trabajar cara al público, por años de experiencia sé, es todo un reto en ocasiones. Tenía muchas ganas de probar este restaurante ya que pasaba a menudo de camino al trabajo. Me ilusionaba ver la minuciosidad con que el propietario (deduzco) coloca cada mesa y cada silla, a la perfección, siguiendo las líneas de las baldosas de la calle. Deducía de ello que esa atención al detalle se trasladaría también a sus platos y servicio. Y estoy seguro que así es. La comida denota calidad. El arroz negro, por ejemplo, está buenísimo, así como sus pescados, pimientos del padrón,… Por desgracia todo ello, la comida y la experiencia, se vio empañado por una atención pésima. La persona que nos tomo nota, nos sirvió los platos, nos “atendió”, lo hizo con la mayor desgana y falta de educación de la que era capaz (espero que no sea capaz de hacerlo peor). En ningún momento nos miro a la cara, tomaba nota con más interés en los viandantes que en lo que pedíamos, ni una sospecha de amabilidad en su forma de hablar y por supuesto ese día una mínima sonrisa no formaba parte de la carta. Querré dar una nueva oportunidad a este restaurante, una vez pasado el disgusto y digerido el mal sabor de boca. Creo que el lugar lo merece y mi cómplice admiración por las manías del dueño me empujan a ello.

De los mejores sitios de Barcelona para menú diario!