Teitu en Madrid

La comida excelente. El servicio eficiente. Un buen lugar para volver las veces que sea necesario.

Interesante,buen sitio,precio alyo pero todo rico.

Teitu Cocina Asturiana presenta una propuesta basada en producto, donde la materia prima —especialmente la carne— es sin duda la gran protagonista. Se percibe una clara intención por respetar el origen y la calidad, algo que se agradece. Las croquetas, cremosas y bien elaboradas, cumplen perfectamente con lo esperado; la ensalada de tomate con ventresca, sencilla y correcta, como debe ser en una cocina que no busca disfrazar el sabor del producto. Sin embargo, hay aspectos que deben revisarse. El pan, duro y con textura de varios días, rompe la experiencia de mesa, especialmente en un local donde se cuida tanto la carne. Los postres resultan planos, sin propuesta ni sorpresa, un cierre débil para una comida que empieza con buenas intenciones. El servicio es el punto más irregular: mientras algunos camareros muestran cercanía y amabilidad, otros transmiten desgana y falta de vocación, afectando el ambiente general. Es una pena, porque el propietario destaca justamente por lo contrario: un auténtico caballero, atento y con un don de gente que marca la diferencia… cuando está presente. En resumen, Teitu tiene una base sólida y un producto excelente, pero necesita más coherencia en el servicio y cuidado en los detalles para alcanzar el nivel que su cocina merece.

Teitu Cocina Asturiana presenta una propuesta basada en producto, donde la materia prima —especialmente la carne— es sin duda la gran protagonista. Se percibe una clara intención por respetar el origen y la calidad, algo que se agradece. Las croquetas, cremosas y bien elaboradas, cumplen perfectamente con lo esperado; la ensalada de tomate con ventresca, sencilla y correcta, como debe ser en una cocina que no busca disfrazar el sabor del producto. Sin embargo, hay aspectos que deben revisarse. El pan, duro y con textura de varios días, rompe la experiencia de mesa, especialmente en un local donde se cuida tanto la carne. Los postres resultan planos, sin propuesta ni sorpresa, un cierre débil para una comida que empieza con buenas intenciones. El servicio es el punto más irregular: mientras algunos camareros muestran cercanía y amabilidad, otros transmiten desgana y falta de vocación, afectando el ambiente general. Es una pena, porque el propietario destaca justamente por lo contrario: un auténtico caballero, atento y con un don de gente que marca la diferencia… cuando está presente. En resumen, Teitu tiene una base sólida y un producto excelente, pero necesita más coherencia en el servicio y cuidado en los detalles para alcanzar el nivel que su cocina merece.

El servicio fue estupendo y la comida mejor.

Asturiano! Eso no es un cachopo asturiano. Comida general bien , pero esque por esos precios es lo correcto. Cobran el sitio. Humilde opinión de una persona que lleva comiendo 15 años todos los días fuera de su casa.el barril de la castellana mejor y local más cómodo.

El restaurante mantiene ese equilibrio difícil entre lo clásico y lo acogedor, con un servicio profesional, atento y siempre dispuesto a recomendar lo mejor de la carta. Disfrutamos de una fabada auténtica, sabrosa y equilibrada; un cachopo crujiente y jugoso, de tamaño generoso y excelente punto; y un chuletón perfectamente hecho, tierno y con todo el sabor de una carne bien madurada. Todo ello acompañado de un ambiente sereno, buena sidra y la sensación de estar en una casa asturiana de verdad. Una experiencia redonda, de las que se recuerdan con gusto y que invitan a repetir.

Excelente restaurante asturiano, con raciones generosas y excelente calidad. Ideal para amantes del pescado y la carne.

Todo muy agradable como siempre. Muy Buen servicio y muy buena calidad de productos. Sin duda repetiremos y lo seguiremos recomendando!!! 😊

Decidimos ir aquí en base al jamón ibérico de la ventana. El filete era excelente de nuevo medio parece ser raro, la casa blanca era maravillosa. El calamar bebé era muy sabroso y en general nadie en la mesa tenía una queja. Vale la pena parar.