Tapearte en Valencia

Hacia mucho tiempo que no me comía una paella de carabineros tan buena, tartar de atún y chipironcitos en su tinta excelente. Muy buen producto. Servicio excelente, ambiente excelente. Os recomiendo 100%

Somos una pareja de Tarragona que pasaba el puente en Peñiscola,allí nos encontramos con un tiempo horrible todos los días y decidimos ir a visitar Valencia. Teníamos ganas de comer un buen arroz pero a todos los restaurantes que llamamos estaban llenos y de casualidad pasamos por la calle donde está Tapearte ,nos atrevimos a preguntar si tenían mesa y nos dijeron que si, una suerte tremenda pero más suerte tuvimos en disfrutar de todos y cada uno de los platos que pedimos (sobre todo su paella de presa ibérica con setas, arroz crujiente y sabor a montaña). Gracias por darnos la oportunidad de probar vuestra comida, volveremos seguro!!

Hoy día d la madre he ido con mis tres hijos,hemos comido súper bien y sobre todo la buena atención,empezando por los dueños y Javi y Clarisa q son súper simpáticos,sin duda volveremos y lo recomiendo

Excelente experiencia. Arroz de pato conejo y foie muy bueno de sabor aunque un poquitín entero de más . Los entrantes genial , el ambiente perfecto y el servicio muy amable y profesional. Para repetir !!!!!

Sangría muy sabrosa. La paella también estaba rica, pero un poco salada.

Entrantes regular y paella de arroz a bandas con mucho aceite.

Comida deliciosa y servicio atento a buen precio, perfecto para familia, ambiente informal. Volveremos

Que comida. Uno de los mejores platos que he comido jamás.

Pedimos Paella Valenciana para 5 personas y la fritura de pescado. La paella no estaba nada lograda para el precio que tiene (pese a la pinta que tenía) y la fritura muy muy escasa para el precio que valía también. En nuestro caso no repetiríamos. La atención correcta.

Hace poco Sostres hablaba del concepto de restaurante de cabecera, cuya invención atribuía a Arcadi Espada. A veces los conceptos parecen flotar en el aire, porque les prometo que esta misma idea me vino a la cabeza –antes de leer la columna de Sostres- mientras comía con mi familia en Tapearte, y así se lo manifesté: este sitio se ha convertido en mi restaurante de cabecera. Una razón de peso es, sin duda, que se encuentra a escasos metros de mi casa; pero no la única. Tapearte es un negocio familiar y algo de ese ambiente casi hogareño se transmite al cliente sin caer en una excesiva familiaridad y siendo el servicio siempre impecable. En Tapearte disponen de buen producto y consiguen una cocina de mercado deliciosa sin innecesarios grandes alardes. Sin ánimo de ser exhaustivo, destacaría las croquetas de buey, la tosta de sardina ahumada, las lleteroles, y el pulpo a la brasa con orejas de Judas. Los postres también son bastante reseñables. La carta es flexible y suele incorporar novedades según mercado. Últimamente han introducido carnes de bovino en diferentes grados de maduración, de proveedores solventes, y que todavía no he tenido oportunidad de probar. Lo haré, sin duda, porque lo estoy deseando y el depredador que llevo dentro me hace babear al recordar esas maravillas que el restaurante exhibe obscenamente en una nevera-expositor. El cariño y la atención recibidos me han hecho en alguna ocasión alargar la sobremesa más de lo debido, sin recibir nunca ningún gesto o invitación sutil a marcharme.