Taberna La Carmencita en Madrid

Español tradicional en su máxima expresión. Servicio encantador y comida deliciosa.

Lorca y Neruda tienen su mesa. Preguntar por Aba y que os aconseje!!! Sitio muy recomendable, Macarrones y callos los teneis que probar.

Este es mi MEJOR CONSEJO para una visita a Madrid. Mi lugar favorito absoluto.

Restaurante bien situado en Chueca, la decoración es muy bonita con sus azulejos y el servicio es de primera. Sin embargo, nos decepcionó un poco la relación calidad-precio, para platos que rondan los 25 euros esperábamos una calidad y una investigación superiores (por ejemplo, el lomo simplemente asado con patatas fritas a 27 o 28 euros, como aperitivo. El plato de espinacas estaba muy bien, pero el puesto 19 nos parece demasiado alto).

Pequeña taberna pequeña, muy divertida y buenas tapas, ¡¡¡me encanta!!!

Una pequeña y acogedora taberna con un buen producto y muy bien elaborado Lo mejor las atenciones del personal, realmente fantasticos

Un lugar sincero La Carmencita me ha devuelto un sabor que hace unos años marchó :) Increible

¡¡No te puedes perder La Carmencita si estás de visita en Madrid!! Este es un auténtico restaurante español con encanto y excelente comida.

Era el restaurante preferido de mi época de estudiante, hace mas de 40 años, cunado entrabas te recibía una pequeña barra donde un muchacho tenía una pequeña pila de agua donde sumergía el chato de vino del anterior parroquiano para pasárselo al siguiente, allí de pié tomabas el vino esperando que alguien se levantase de los bancos corridos para ocupar el sitio, si ibas acompañado tenías que esperar que se levantasen varios para acomodarte, rápidamente venía la Carmencita en persona y en zapatillas, con una carta extensa en un folio dentro de un plástico, los precios imbatibles unas lentejas 6 pesetas, lo más caro El Besugo 60 pesetas. El público abundante, cuando se corrió la voz muchos estudiantes de Madrid íbamos con las chicas que nos ligábamos en la calle Serrano a invitarlas a cenar, y a ver la cara que ponían cuando preguntaban donde estaba el baño, y les indicábamos el sitio, bajando las escaleras, al lado de la cocina, un cuartucho sin inodoro con algo mas que una placa turca y con un gancho con hojas de la guía telefónica como papel higiénico. Volví en mi último viaje a Madrid, ahora se ha convertido en un restaurante mucho más normal, con mesas y sillas, mucho más higiénico pero sin personalidad, ya de barato no tiene nada, uno mas de la enorme oferta de la capital, de todas formas pasé un día agradable viendo como pasan los tiempos, y no porque lo tenga idealizado, antes me gustaba mas, seguramente porque yo era mas joven, y menos exigente.

Habia estado varias veces en este sitio, hará mas de 40 años y, la verdad, aunque conserva su encanto el nivel culinario ha bajado de forma muy clara Hemos comido los platos siguientes: ensaladilla especial, espinacas a la catalana, paella de arroz con calamar e hígado de ternera encebollado. Platos, en princio correctos aunque el arroz tenia demasiada salsa de tomate y el hígado no tenia cebolla, sinó patatas Personal muy amable y entorno idílico Con dos copas de vino y dos botellines de agua, em total 103€