Taberna Casa Miguel en Bailén

Íbamos de camino a Córdoba y vimos este sitio dentro de Bailen a través de Google maps. Para e un sitio que, viendo la situación tradicional, se han puesto las pilas. Una carta sencilla y un buen servicio y ambiente. Tienen muy cuidado el local y fue buena idea reservar previamente porque estaba casi lleno. La comida muy buena, pedí carrillada y estaba bien guisada. Probé el plato de los demás y todo riquísimo. La tarta de queso está perfecta, aunque a mi me gusta con un sabor a queso más intenso. Muy recomendable como parada en mitad del viaje.

Deliciosa comida de alta calidad e interesante menú y selección. Servicio fantástico y aceite de oliva increíble también. Increíble selección de vinos.

Excelente servicio de comida encantadora en un pequeño pueblo fuera de los caminos trillados. Nos recomendaron parar aquí en un viaje reciente y lo que un hallazgo. Un menú finamente elaborado y muy bien ejecutado - tuvimos una ensalada de tomate muy refinado con torreznos que era una combinación intrigante y súper. Seguido de dos platos de carne contrastantes con salsas muy buenas. El caballero que servía era profesional y discreto. El lugar inmaculado, con manteles blancos y mesas espaciosas en un pequeño restaurante adjunto a la zona del bar. Sin duda recomiendo parar para almorzar.

Paramos en este sitio de camino de vuelta hacia Madrid y en un primer momento intentamos comer en la zona del bar para tomar tapas, pero estaba lleno y al final nos metimos al restaurante porque ya era tarde para buscar otro sitio. La verdad es que no consigo entender cómo este restaurante ha tenido (o tiene aún) un sol Repsol. Imagino que hace años estaría bastante mejor. La carta no tiene nada especial y los precios en general de todo están bastante excedidos. Pedimos aguacate asado con tartar de gamba y tempura que le faltaba sabor en general y la tempura estaba un poco chicle. Después probamos el ceviche de navajas que eran de lata de conserva (22€...). Para terminar compartimos el calamar a la plancha con su guiso. Este plato estaba bastante rico, pero 28€ me parece una exageración porque aunque el producto sea de calidad no es tan caro. De postre probamos la leche frita que nos la sirvieron con dos pegotes de nata montada (de bote) como en cualquier sitio de menú del día de 11 o 12€. Puede ser que hace años fuera mejor, pero desde luego a día de hoy por lo que hemos comido, no es nada destacable. Además solo había un camarero (que parecía el dueño) y todo el servicio fue bastante lento, además de no hablar básicamente nada, ni saber explicar los platos. Lo siento mucho, pero no es un sitio que merezca la pena desviarse.

Trato y comida de diez Una carta diferente a lo que te encuentras por la zona