Suculent en Barcelona

Producto de muy buena calidad….. brutal!!!!!

Es una pura celebración de sabor y creatividad. Pedimos el menú clásico y cada plato es una alegre sorpresa para nosotros. Gracias Suculenta.

¡Esta fue nuestra experiencia gastronómica favorita en todo nuestro viaje! La comida supera a algunos de los lugares con calificación Michelin que hemos tenido en otras provincias, así de buena estaba. Conseguimos el menú estándar con 9 pases. Fueron muy complacientes con las alergias y reemplazaron algunos pases de elementos en sus otros menús y ¡GUAU! Eso no decepcionó. El lugar es acogedor pero elegante y nuestro camarero fue maravilloso. Fue muy amable, atento y conocedor. Me gustaría entrar en detalles de cada plato, pero las palabras ni siquiera pueden describir lo delicioso que estaba todo. El postre, aunque sencillo, nos dejó sin aliento. Lugar fenomenal: ¡una visita obligada!

Todo fue genial. Comida, servicio, precio todo genial.

Nos ha gustado mucho la experiencia tanto a mi como a mi pareja, era nuestro primer menú degustación y hemos salido muy contentos. Los platos estaban muy equilibrados en cuanto a sabor por lo que mis felicitaciones a los cocineros, Incluso el boquerón teniendo ese toque a olivas de las cuales mi pareja no es fan, le ha gustado bastante. El trato del personal, excelente, estaban bastante atentos a nosotros y explicaban los platos muy bien. Muchas gracias, seguro que volveremos!!

La experiencia, tanto a mi como a mi pareja, nos ha gustado mucho. Era la primera vez que probábamos un menú degustación y hemos salido satisfechos con la experiencia. Los platos eran muy buenos, incluso si los platos tienen algún ingrediente, como por ejemplo las olivas, que a mí no me gustan, están elaborados de forma que el conjunto sea equilibrado y sabroso. El trato del personal fue excelente, estaban muy atentos y explicaban los platos muy bien. No dudaremos en volver.

Excelentes la raya con mantequilla negra y el ceviche de gamba roja, servicio muy atento. Ideal para ocasiones especiales, una comida de carta con platillos, aperitivo, un plato individual por persona, postre y bebidas 75€/cabeza, volveremos.

Ero curioso di provare questo posto da un bel po', soprattutto in virtù della sua appartenenza ai Jeunes Restaurateurs, un circuito di ristoranti che dà sempre grandi soddisfazioni e che per me rappresenta un punto di riferimento, in Italia come all'estero. Si trova al Raval, nel cuore del centro storico di Barcellona, in una delle poche aree centrali ancora relativamente risparmiate dall'overtourism che affligge altri quartieri. E non è un caso: Suculent si configura come un posto che fa sì cucina eclettica e innovativa, ma anche fortemente catalana, attaccata al tessuto urbano, al terroir, alla stagionalità. Ho optato per il menù degustazione classico, con abbinamento vini. Un susseguirsi di sapori intensi e decisi presentati di volta in volta con estro e originalità. Il pièce de résistance è stato sicuramente la tartare con midollo, che è ormai è un classico di questo ristorante da ben prima che il midollo fosse riscoperto dagli chef di mezza Europa. Davvero commovente. Servizio cordiale e molto attento, anche se ci sono rimasto un po' male per il fatto che il drink di benvenuto fosse stato servito in un bicchiere leggermente scheggiato. Io posso accettare un piatto scheggiato, magari in un tapas bar alla buona, ma col bicchiere - peraltro in un locale JRE - ci si può far male. Si è trattato tuttavia di un singolo episodio all'interno di una cena memorabile, e non inficia sulla votazione complessiva. Bravi, ci ritornerei.

Excelente comida y servicio amable! Disfrutamos las croquetas de pato, el tartar de ternera sobre tuétano y las anchoas marinadas. ¡Sin embargo, en mi opinión, la raya se robó el espectáculo al final! En general, un poco más caro que otros lugares de tapas por las raciones, pero todo estuvo muy bien. Desafortunadamente, el restaurante no está en la mejor ubicación, así que tenga cuidado al llegar allí.

Si paseas por el Raval y tienes ganas de dejarte sorprender, este pequeño restaurante es una parada obligatoria. Desde el principio, el ambiente te envuelve: una luz cálida, mesas cercanas y un servicio que te hace sentir como en casa. La carta es extensa, pero nosotros no dudamos: optamos por el menú de degustación largo. Una decisión acertada. En este viaje gastronómico hay platos que son auténticas joyas: la ostra con escabeche de zanahoria, mandarina y aceite de pipas es una explosión de frescura, mientras que el ceviche de gambita roja te transporta directamente al Mediterráneo. Otro plato sorprendente fue el 'steak tartar' tibio sobre tuétano a la brasa. Un bocado de esos que recuerdas días después. Todo esto, acompañado por un vino blanco Foresta (xarel·lo del Garraf), que marida perfectamente con cada plato. El ritmo del servicio es fluido, sin prisas pero sin pausas innecesarias. Eso sí, aquí no hay sorpresas al final: el precio del menú lo tienes claro desde el principio, y vale cada céntimo que pagas.