Smoked Room Dg en Madrid

Digno de las estrellas que tiene.Felicidades por el menu,por el lugar y por el equipo con un trato excepcional.

Tomamos el menú de 15 platos sin maridaje, buenísimo todo. La atención, la explicación, la calidad del producto...me encantó. Nos pusimos en la zona de la barra donde ves como preparan todos los platos, genial, ver cómo hacen toda la preparación. En este menú se incluyen 3 postres, a cual más rico, pongo la foto de uno de ellos que es una crema de calabaza con helado de mandarina y pipas de calabaza. Y el plato que más me gustó que era cangrejo, delicioso. Por poner un pero, el aire acondicionado. Al estar en frente del fuego ponen lógicamente el aire para que no tengas calor, pero por momentos tenía frío. Por lo que te recomiendo llevar una chaqueta por si acaso.

Con un menú degustación denominado "Todo es humo", tiene como hilo conductor la ejecución de ligeros ahumados y el trabajo con brasas, el humo es el aderezo y el toque clave de cada pescado, verdura, marisco o carne.

Experiencia gastronómica maravillosa que se vive desde que entras al restaurante. Comida excelente y servicio impecable. Merece la pena disfrutar de la experiencia en la barra frente a las brasas. El ambiente de la sala es inolvidable

Un menú sorprendente y exquisito. De principio a fin. Muy bien servido, con amabilidad y profesionalidad. Merece la pena. Solo tiene un “pero”, la ausencia de luz en el comedor que hace difícil ver lo que comes. Si uno de los elementos de la comida es que entre por los ojos, aquí no es el caso. Creo que costaría poco aumentar la intensidad de la iluminación para, sin perder la atmósfera de intimidad, llegar a ver el plato que te sirven.

El menú está muy bien equilibrado, no solo de sabores, también de cantidades. Como suele pasar, hay platos que gustaron más, otros no tanto, alguno sorprendió… Aunque para nosotros el plato fuerte fue comer en su barra frente a las brasas y la atención del servicio que fue impecable, cercana y agradable.

Mágico. No se dejan ni un detalle desatendido, desde que entras por la puerta quedas en manos de un equipo impecable. En lo que al menú se refiere, no había probado nada igual. Productos exquisitos y tradicionales presentados con mimo e ingenio. Un viaje para todos los sentidos. Gracias equipo!!

Experiencia espectacular con algo de miedito El concepto de barra japonesa ya está muy utilizado, pero en este caso dan un paso más con una especie de doble barra. Una en la que te sirven y otra a modo de isla en la que están preparando los platos que además tiene un espejo en el techo en el que ves toda la elaboración. De este modo, si estás interesado, puedes seguir todo el meticuloso proceso de elaboración con mucho detalle. Y sin embargo no tienes al cocinero demasiado encima tuyo como ocurre en las barras tipo japonés convencionales. Además de esta meticulosa elaboración, la presentación de los platos es muy buena y equilibrada y con explicaciones que no son nada pesadas como en otros sitios que te recitan sin ganas un discurso aprendido. El ritmo de servicio del menú es perfecto y los sabores sofisticados, pero sin una excesiva complejidad o barroquismo. La coreografía del personal tanto de cocina como de servicio es de una sincronización inmejorable. El maridaje de vinos es también excepcional, pensado y elaborado de verdad para complementar el discurso gastronómico. Parece una obviedad, pero en muchos sitios en una mera selección de vinos, más o menos buenos, pero con poca relación real con los platos que acompaña. Por ser crítico con algo, que considero también muy importante en un restaurante, las condiciones de seguridad no parecen adecuadas. No se ve un solo cartel fotoluminiscente de evacuación, lo que siendo un sótano y oscuro da un poco de yuyu. Es complicado orientarse para ir a buscar los baños en condiciones normales por lo que no me quiero imaginar ante una evacuación por un incendio sin ver ninguna flecha de orientación hacia la salida. Además, tienen el techo decorado con plantas de plástico cuando este mismo año hubo dos fallecidos en un restaurante por un incendio que estuvo agravado por la existencia de este tipo de decoración. Las butacas grandes están totalmente juntas unas a otras y te impiden salir de forma cómoda sin tener que mover a los demás comensales de la barra. Esto también sería un problema grave ante una evacuación. La verdad es que la sensación es un poco de “ratonera” y dudo mucho que el local cuente con una licencia en condiciones y más bien sea el reciclaje de una licencia anterior sin revisión pormenorizada por parte del Ayuntamiento. Visitado en noviembre de 2023

Estuve cenando la semana pasada y siento decir que no cumplió con mis expectativas. Demasiadas barreras arquitectónicas para una persona con problemas de movilidad. Considero que tratar de usted es un mínimo de cortesía que en este restaurante se ha perdido. Hubo platos excelentes pero hubo otros que no llegaron a la calificación de dos estrellas Michelin. En concreto, el plato espardeña con crema ibérica estaba bastante salado, el Virrey a la brasa, seco y pasado su punto de cocción, el consomé de la mortadela ahumada no tenía demasiado sentido, salsa sin ligar y con sabor a soja y el punto del pato,duro. Sin embargo, los tres postres excelentes. En definitiva, creo que hay bastantes cosas que se deberían mejorar, tratándose de un restaurante con dos estrellas Michelín.

El concepto de barra japonesa ya está muy utilizado, pero en este caso dan un paso más con una especie de doble barra. Una en la que te sirven y otra a modo de isla en la que están preparando los platos que además tiene un espejo en el techo en el que ves toda la elaboración. De este modo, si estás interesado, puedes seguir todo el meticuloso proceso de elaboración con mucho detalle. Y sin embargo no tienes al cocinero demasiado encima tuyo como ocurre en las barras tipo japonés convencionales. Además de esta meticulosa elaboración, la presentación de los platos es muy buena y equilibrada y con explicaciones que no son nada pesadas como en otros sitios que te recitan sin ganas un discurso aprendido. El ritmo de servicio del menú es perfecto y los sabores sofisticados, pero sin una excesiva complejidad o barroquismo. La coreografía del personal tanto de cocina como de servicio es de una sincronización inmejorable. El maridaje de vinos es también excepcional, pensado y elaborado de verdad para complementar el discurso gastronómico. Parece una obviedad, pero en muchos sitios en una mera selección de vinos, más o menos buenos, pero con poca relación real con los platos que acompaña. Por ser crítico con algo, que considero también muy importante en un restaurante, las condiciones de seguridad no parecen adecuadas. No se ve un solo cartel fotoluminiscente de evacuación, lo que siendo un sótano y oscuro da un poco de yuyu. Es complicado orientarse para ir a buscar los baños en condiciones normales por lo que no me quiero imaginar ante una evacuación por un incendio sin ver ninguna flecha de orientación hacia la salida. Además, tienen el techo decorado con plantas de plástico cuando este mismo año hubo dos fallecidos en un restaurante por un incendio que estuvo agravado por la existencia de este tipo de decoración. Las butacas grandes están totalmente juntas unas a otras y te impiden salir de forma cómoda sin tener que mover a los demás comensales de la barra. Esto también sería un problema grave ante una evacuación. La verdad es que la sensación es un poco de “ratonera” y dudo mucho que el local cuente con una licencia en condiciones y más bien sea el reciclaje de una licencia anterior sin revisión pormenorizada por parte del Ayuntamiento.