A escasos metros de los Jardines de Viveros de Valencia, y justo al lado del campus de Blasco Ibáñez, se encuentra este Saona, en el que poder disfrutar de tus platos favoritos y de un ambiente tan acogedor que te sentirás como en casa. Un nuevo restaurante para saborear y celebrar la buena vida.
Hemos cenado genial, muy bien atendidos y calidad-precio muy correcta. La ensalada de tomate la cherrys con burrata buenísima, nos ha atendido Cata y tanto Sergio como Valentina han sido muy agradables.
Ari la camarera nos ha dado un servicio bueno y profesional. La sensación es como la del resto de cadenas de comida que se preocupan más en la foto y la explicación que del producto que presentan en mesa. Alfinal con los suplementos y la bebida no incluida en el precio me ha resultado caro, relación cantidad-calidad y precio.
Soy fan de Saona desde hace mucho tiempo.
Ambiente acogedor. Los camareros correctos y rápidos pero sin agobiar.
El menú de la carta es muy variado. Como entrante opté por las croquetas de pollo asado y trufa, de principal el rigatoni de crema de pera y gorgonzola con crujiente de pistachos y tomate seco y como postre elegí una opción que no había visto en otros Saona, los crujientes de nata de mango y perlas chispeantes de frambuesas (muy recomendables).
Resaltar la maravilla de que se pueda reservar mesa para 1 persona, opción que no existe en otros restaurantes.
Muy buen servicio por parte de Cata. Respecto a la comida todo muy bueno y bien presentado. Oscar en cocina se lo curra mucho y muy bien. La hamburguesa vegana bien montada y en su punto.