Forma parte del mismo edificio de la emblemática Posada del Mar, con sus aires alicantinos de piedra blanca empapada por el sol. Un espacio tan hermoso y mediterráneo por dentro como por fuera.
La comida muy bien.
El local de los más sencillos de la cadena.
El servicio muy agradable, educado y atento.
Pero los tiempos, son muy dilatados en general, tardan los entrantes, pasa demasiado tiempo entre platos platos, etc.
No sé si se deberá a falta de personal, yo conozco bien la cadena y hermanos "premium", y no es lo normal.