Su terraza cubierta de madera es un pedazo de Mediterráneo esta plaza peatonal de la capital madrileña, donde disfrutar de una refrescante comida o de un desayuno sin prisas.
La comida estuvo espectacular, con mucha variedad y buena calidad.
Sobre el servicio no puedo decir lo mismo. Sé que es temporada de mucho estrés en el sector hostelero y que pueden ser muy agobiantes las comidas y cenas de grupo, pero al final uno está de cara al público y debe mantener una actitud positiva frente a los clientes. No voy a dar nombres del personal del restaurante, pero una camarera tuvo muchísimas faltas de respeto hacia mi amiga por expresar su opinión y dejar una reseña sobre el servicio. Además, la insultó una vez que salió del restaurante.
Me da igual que fuera de camino a su casa: los insultos se produjeron en la puerta del restaurante y por parte de una empleada del mismo.
Repito que entiendo que son fechas muy agobiantes para ellos; lo sé de primera mano porque he trabajado cara al público durante años. Sin embargo, las formas y el trato son algo que no se puede perder, y mucho menos cuando se está trabajando.
Excepcional la atención de Noemí, camarera que estuvo al frente del servicio de la zona reservada para la cena de empresa.
Éramos bastantes y estuvimos bien atendidos en todo momento.