Integrado en uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad de Valencia, el Casino de Agricultura, con una soberbia arquitectura del siglo XIX. Todo un manjar para la vista y el paladar en pleno corazón de la ciudad. Un restaurante tan especial merecía ser el número 30 del grupo.
Buena relación calidad precio. No está mal para lo que cuesta el menú. Creo que los entrantes están mejor que los principales. Recomiendo las croquetas y la tarta de queso.