Situado en una de las avenidas con más solera de Valencia, con un interiorismo profundamente mediterráneo, donde compartir instantes únicos con amigos o quien tú quieras.
Aunque no teníamos mucha hambre y nos dimos cuenta, solo cuando estábamos sentados, que el concepto del restaurante era pedir menú cerrado, decidimos quedarnos y nos alegramos de hacerlo. La comida muy rica y el servicio de Noelia, excelente. Sin duda, volveremos cuando estemos en Valencia.