Situado en una de las avenidas con más solera de Valencia, con un interiorismo profundamente mediterráneo, donde compartir instantes únicos con amigos o quien tú quieras.
Estábamos de paso, y buscábamos un restaurante que admitiera perros y esté nos encajó. El local está decorado con gusto, la comida y selección de vinos nos sorprendió gratamente (ese pulpo..ñam ñam) y la guinda del pastel fué la amabilidad del personal, en particular Laura, muy simpática y amable con nuestro perrito, y diligente con nuestra comanda.
Sin duda lo recomendamos 100%