14/04/2025: Fecha de visita: 6 de abril, alrededor de las 15:00 h
El restaurante está ubicado en un entorno precioso, al costado del río Eresma, lo cual hace que el lugar tenga un gran atractivo visual. Sin embargo, a pesar del encanto del entorno y el diseño del local, observamos que el techo, al ser muy alto, tenía una considerable cantidad de telarañas, algo que desluce un poco la experiencia.
En cuanto a la comida, optamos por el menú de fin de semana, con un precio de 35 €. La fideuá como primer plato estuvo bastante bien: la pasta al dente y con buen sabor. Como segundo plato, yo pedí solomillo con patatas revolconas. La carne estaba en su punto, bien cocinada, pero lamentablemente muy salada, lo que deslució el plato. Mi acompañante eligió el cordero lechal, que estaba muy bien preparado y sabroso.
La experiencia con el postre fue, sin duda, lo más negativo de la visita. En un primer momento pedí una macedonia, pero al probarla percibí un claro sabor a fruta fermentada. Informé a la camarera, quien reconoció que no era del día y me ofreció cambiarla por otra opción. Opté por unas naranjas que, aunque presentadas con esmero, tenían un sabor extraño: muy lejos del frescor que se esperaría y con un sabor que denotaba un claro cruce de sabores, como si hubieran absorbido olores o sabores de otros alimentos. Poco después, otra camarera se acercó para asegurarnos que la macedonia era recién hecha, lo cual fue contradictorio con lo que nos había dicho inicialmente su compañera. Más adelante, un camarero comentó que las naranjas estaban recién cortadas, pero lamentablemente su sabor no correspondía con esa afirmación.
Recomendaría al restaurante revisar el estado de los postres y asegurarse de que todos los productos ofrecidos sean del día. Aunque la atención fue cordial en general, estas inconsistencias dejan mucho que desear.
09/04/2025: La comida muy buena, trato muy bueno, muy atentos y precio acorde a la comida, recomendable