Manuel Costiña y su equipo han logrado crear un relato y experiencia gastronómica redonda. Uno de los mejores menús degustación que hemos disfrutado, porque no hay ningún bocado que no sorprenda, sea sabroso y esté equilibrado en matices de sabor y texturas. La estructura y el ritmo de la experiencia está muy bien pensada, de forma que de principio a fin se disfruta, quedando plenamente satisfechos y sin echar nada de menos. Totalmente recomendable. Las dos estrellas, ¡muy merecidas!
FernandoGoldbergR
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11 Junio 2025
10,0
Todo perfecto,atendidos en todo momento desde que llegamos, comidas de producto local y calidad inigualable,personal impecable y muy servicial, experiencia inigualable ,repetiremos sin duda para probar en otra temporada. Un chef atento desde el minuto uno, gracias a todo el equipo.
Alfonso Rodriguez Montilla
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19 Abril 2025
10,0
Un bonito símil a un palacete te recibe, en un entorno ajardinado muy cuidado, que causa una grata sensación de entrada, bajando por una rampa atenuada a la planta que da inicio a la visita y a la degustación del menú ofrecido, sin alternativa gastronómica posible.
Para acompañar el episodio de los entrantes tomamos un Taittinger Brut, una apuesta segura y tradicional.
En este recorrido inicial, Trastienda, comenzamos por una Tartaleta de caviar Amur-Beluga y emulsión de trucha del Xallás, sabrosa, aunque palidecía ante el mejor bocado de pulpo que jamás he tomado, sin aceite ni pimentón, algo insólito, bautizado como pulpo de Lira en su jugo.
Continuamos con un steak de vaca Cachena macerada en agua marina. Buen regusto.
Seguimos con unas anchoas de Santoña en aceite templado. Bien, sin más, a pesar de mi devoción por el producto, y me quedo con la duda de si la temperatura del aceite ayuda. Bien el bacalao y pan de cristal, así como el Macaron de Foie y anguila ahumada, apenas un suspiro para apreciarlo, por mucho que prolongues su estancia en el paladar.
Ya dentro del tempo <Comedor>, en el que pasamos a un Laurent-Perrier La Cuvée Brut, comenzamos con una Vieira de Cambados, trufa, praliné de piñones y aire de sus corales, bien de textura y sabor, soberbia en lo retórico. Apenas un par de bocados de Angulas a la brasa nos llevaron a unos guisantes Lágrima con caldo de sus vainas, erizo y caviar. Muy armonioso sabor.
Destacada estuvo la lubina asada, con caldo elaborado de sus espinas, y pimiento. De lo mejor, y el plato más generoso para apreciarlo, antes de volver a la experiencia efímera en forma de pichón de tres cocciones, pleno de sapidez, sin duda, con boniato y remolacha. Rematamos con las sucesivas Capiroska, Pasto y Wolframio, todo acompañado con un pan de trigo y centeno de elaboración propia, óptimo para probar el AOVE elegido por el establecimiento como estandarte en este capítulo, el autóctono Ouro de Quiroga ( variedades Mansa y Brava ), bien estructurado, pero no superior a algún jienense que tengo in mente, sin profundizar más, pues es algo - relativamente - subjetivo. Muy buena la mantequilla de elaboración también casera.
El <Salón de Sobremesa> fueron unos Petit Fours...nada sorprendentes. Ni el Costiña Chocolate a guisa de pequeña piña, ni las delicias de Almendra y naranja confitada, gustosas, eso sí, ni el buñuelo de crema de limón, en modo alguno por encima de otros tomados en pastelerías sin más renombre que el propio del área en que están asentadas.
Quizás sobresalga el bombón de pistacho.
Bien el espresso y el cappuccino.
El servicio, correcto y educado, como era de esperar. Quizás un tanto mecánico en sus explicaciones, más duraderas descriptivamente de lo que muchos bocados duraron, aún paladeándolos parsimoniosamente. No pude evitar recordar el Stedelijk Museum Het Prisenhof, en Delft.
José Manuel Mosquera
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09 Abril 2025
8,0
Desde la misma entrada al restaurante la sensación de sentirse acogidos y tratados de forma muy especial está presente.
Nos recibió Manuel Costiña, con quien hicimos un recorrido por los espacios de trabajo del local, ilustrados con pequeñas preparaciones exquisitas, para finalizar en la bodega con otras igualmente destacables.
Ya en el comedor, cada plato es un placer para los sentidos.
La carta de vinos extensa y con precios no sobrecargados.
Para terminar en el salón tomando café y un licor.
Precio razonable para lo que se recibe de un restaurante con dos estrellas Michelin.
Siro G
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17 Enero 2025
10,0