Restaurante Zarate en Bilbao

Menú 20 pasos + Maridaje: 210€ Con muchas ganas reservamos en Zárate. Un menú de 20 pasos que prometía un viaje por mar y tierra, y un maridaje que acompañara. Lamentablemente, la experiencia se quedó muy por debajo de lo esperado. A destacar que la reserva, realizada varios meses antes, fue a menú degustación de 16 pasos, cambiado a 20 a nuestra llegada, con el consiguiente cambio de precio sin previo aviso. Lo bueno, para empezar: el producto. De calidad, sin duda. Algunos pasos, como el jamón de lubina con cecina de Kobe, el mejillón en escabeche con mango o el royal de ajoblanco con centollo, brillan por su ejecución o por el protagonismo del ingrediente. Pero en muchos otros casos, las construcciones alrededor del producto son difíciles de entender, incluso desconcertantes. Combinaciones que no entendimos, temperaturas mal gestionadas (¡platos muy fríos cuando no deberían!) y, en más de una ocasión, platos que pasaban sin pena ni gloria. El maridaje, otro punto débil: sin aviso previo fue modificado respecto a lo prometido en carta, y los vinos llegaron fuera de tiempo, incluso después de tener los pases ya sobre la mesa. Para colmo, alguno se sirvió sin la temperatura adecuada (txakoli debe tomarse bastante frio. Este en particular sin carácter, sin cuerpo). En una propuesta de este nivel, esto creo que no puede pasar. El servicio, sin duda lo más desconcertante. Prácticamente no hubo explicaciones de los platos. El ritmo, errático. El equipo, con gesto serio y poco atento, casi como si molestara que estuviéramos allí. Entiendo que en un menú de este tipo el engranaje tiene que ser milimétrico. No lo fue. Y eso afecta profundamente la experiencia. Más allá de que hay que explicarle a los camareros que los cubiertos no se cogen por la cabeza y se sirve por la izquierda. Salimos con una sensación amarga. Cuando vas con tanta ilusión a un restaurante de este calibre, lo mínimo que esperas es un servicio profesional, una narrativa cuidada, y una experiencia redonda. Para mi no estuvo a la altura. Conclusión de un aficionado a la cocina: Zárate tiene un producto de nivel, pero necesita revisar a fondo la experiencia que ofrece. La atención al detalle, el trato al cliente y la coherencia del menú y maridaje deben estar a la altura de su estrella Michelin y sus 2 soles Repsol. No todo vale.

Probamos el menú degustación de 10 tiempos con maridaje de vinos. Lo más destacado fueron las anchoas, el pulpo, que capturó la esencia del pulpo en una sopa con salsa, y el atún de sushi. La mayor sorpresa, y una delicia, fue la tostada francesa de pescado. No hay palabras para describirlo; hay que vivirlo. El servicio fue excelente. Christina, de Ecuador, y Antonio, de Perú, nos atendieron de maravilla y nos explicaron muy bien cada plato y el maridaje. Una experiencia maravillosa.

Materia prima increíble y muy buen trato con el producto. Comimos un lenguado que estaba de llorar. Totalmente recomendable

Uno de los restaurantes con estrella que da prioridad a la calidad del producto y a su punto de elaboración. Merece la pena disfrutar de su menú de degustación. El de 15 pases es excelente. El Chef Sergio Ortiz siempre está atento a la satisfacción de los clientes. Muy satisfactoria la experiencia y muy recomendable.

Productos de calidad, un enfoque ligeramente creativo, recomendable.

Muy bueno y vale la pena probarlo para una noche especial. Sin embargo, el camarero se mostró un poco incómodo al atender la petición de mi pareja de una comida completamente pescatariana. Es extraño porque este lugar se anuncia como un restaurante de mariscos.

De las dos opciones en este restaurante vasco de mariscos, no estaba seguro de tener tiempo para el almuerzo completo de 20 platos, así que elegí el más pequeño de 15. Debería haber reservado tiempo. Una sala separada con paredes de cristal para la mesa del chef ubica a los invitados en la cocina, pero esa área no es visible para el resto de nosotros. Curiosamente, parecía como si todos en la mesa del chef se perdieran algo, ya que el chef Sergio Ortiz de Zárate pasa aproximadamente el 20% de su tiempo en el comedor principal. Estaba ayudando con el servicio, presentando los platos o simplemente hablando con los comensales. Todos los platos tenían algún toque marino, lo cual me alegró, aunque al principio dudé sobre el postre: tostada francesa rellena de mariscos, helado de algas y pistacho. Diferente. Pero delicioso. 2025 05 07. M1. 243.

Excelente comida en un ambiente muy agradable y un servicio de lo más amable que hace que te sientas muy bien.

Comida tradicional vasca con un toque moderno

Hemos comido hoy en este restaurante. El comedor está decorado con gusto y tiene una iluminación y climatización correctas, pero la distancia entre mesas es demasiado escasa. Respecto al ambiente, tener la cocina cerca y visble es un tanto a favor. El servicio ha sido muy profesional y amable, pero demasiado rápido en algunos momentos (retiraban el plato casí sin dejar terminarlo). Hemos comido ensalada de bogavante (riquísima), tartar de atún rojo (rico, pero hay que ser muy fan de este tipo de platos), y postres muy ricos (tarta de queso, tiramisú de algas y suflé de chocolate). Mención especial merece la lubina: simplemente espectacular, sabrosísima y con un punto perfecto. En resúmen: un muy buen restaurante pero con ciertos detalles que no están al nivel de los galardones que tiene.