Restaurante Salvador en Bailén

He dormido en 2 ocasiones. La primera vez en la habitación 21 y dormí bien, incluía el desayuno por 59 euros. Hoy por la habitación 37, mismo importe sin desayuno. Despierta desde las 4h de la mañana por el ruido del tráfico. No es justo. Lo diré en recepción.

La parte de restaurante recomendable 100%. Trato super agradable y educación del personal, rapidez del servicio y la comida muy muy buena

Un lugar muy bonito . El desayuno con aceite de la zona un pecado. Para repetir.

Estuve comiendo en el restaurante y la comida exquisita, un ambiente relajado y tranquilo y la calidad precio correcta.

Necesitábamos una estancia de última hora y elegimos el Hotel Salvador a la perfección. Buenas habitaciones, jardines preciosos, personal amable y una excelente relación calidad-precio. ¡Muchas gracias, sin duda volveremos!

Hemos estado en este hotel cada vez que vamos a Bailén, es muy bonito, cómodo, no hay escaleras ni ascensor, zonas verdes muy bien cuidadas, servicio hostelería estupendo, terraza para tomar algo, desayunar, etc muy amplia. Admiten mascotas que eso para nosotros es muy importante. El personal muy amable y atento. Nosotros personalmente echamos en falta una neverita pequeña para poder mantener el agua fresquita, ya que en verano en Bailén las temperaturas son muy altas, y es necesario que el agua esté fresquita. Por lo demás a nivel general , muy recomendable, buen precio.

Un lugar al que le tengo cariño, pero que necesita recuperar su esencia. Llevo viniendo a este restaurante desde que era pequeño, y siempre he asociado este sitio a buenos recuerdos y comidas en familia. Precisamente por eso me cuesta escribir esta reseña, pero lo hago con la única intención de aportar una crítica constructiva que ayude a mejorar. Volvimos recientemente en un grupo grande, casi 20 personas. Nos colocaron en el comedor más alejado de la barra, y lamentablemente allí el aire acondicionado apenas llegaba. En plena ola de calor en agosto, se hizo difícil disfrutar de la comida, y quizá habría sido conveniente prever esta situación o ubicar al grupo en un espacio más ventilado. El servicio también distó del nivel que conocía en visitas anteriores. El camarero, aunque correcto, se mostró algo distante, olvidó ciertos detalles y sirvió platos sin mucho orden ni atención personalizada. Un ejemplo fue el vino: lo trajo ya abierto y servido, sin ofrecerlo para probar, lo que no es lo habitual en este tipo de restaurantes. En cuanto a la comida, eché de menos la variedad de la carta de otras veces. Algunos platos resultaron menos logrados de lo esperado: las gambas al ajillo no tenían apenas sabor, el bacalao estaba algo seco, el solomillo, soso, y el flamenquín —que siempre ha sido un clásico— llevaba jamón de York, un cambio que no terminó de convencer. En el lado positivo, el chuletón cumplió con creces y fue lo mejor de la comida. No quiero que esta reseña se entienda como un ataque, sino como una llamada a recuperar el nivel que este lugar tuvo y que muchos, como yo, aún recordamos con aprecio. Creo firmemente que con algunos ajustes en el servicio, en la cocina y en la experiencia general del cliente, el restaurante puede volver a brillar como antes. Ojalá así sea.

Un lugar muy bonito, encantador y familiar. Restaurante espectacular con zona para niños y una comida muy buena. Tiene un parking muy accesible.

muy buen servicio ,excelente limpieza ,comida de calidad y hotel muy bonito

Muy bonito y agradable en todos los aspectos, agradable trato del personal, volveremos