Restaurante Pollitena en San Sebastián

Excelente restaurante típico de San Sebastián. Alta calidad y raciones muy generosas.

Un restaurante típico; pedimos a la carta y comimos bastante bien. Las traducciones del menú son horribles. No es una trampa para turistas, pero tampoco es un restaurante barato. Saludos al gato.

Comimos super bien, menú de día 26€ nos costó, el personal super majas todas y un ambiente muy familiar!! Si vuelvo a san Sebastián repetiremos seguro!! Si vais con carro o os cuestan las escaleras, está en un primer piso, pero muy fáciles de subir

Sitio de lo mas normal de donosti, el salon es un piso del casco viejo, poco espacio y calor, comida aceptable

Un descubrimiento agradable, un lugar íntimo, comida deliciosa y un personal muy amable, especialmente Izasku. ¡Sin duda repetiremos!

Recomendable 100%. Comida muy buena

Excelente calidad, sitio muy agradable y una atención profesional y muy amable. Muy recomendable.

Fuimos sin reserva y fue todo maravilloso! Es un sitio de comida casera, ambiente familiar y muy buena relación calidad-precio. Servicio atento y rápido, no es el típico sitio enfocado a los turistas, es el sitio adecuado cuando ya no te apetece hamburguesa, pizza, pintxos y buscas comida como la de casa, sin prisas ni bullicio. Repetiremos seguro!!!

Menú con una relación calidad-precio inmejorable: ¡26 euros por un almuerzo o cena de 3 platos con vino! El pescado del plato principal estaba buenísimo. Lo recomiendo si estás cansado de la batalla por los pinxtos en el casco antiguo. La camarera es muy amable.

¿Qué decir de este restaurante? Para algunos, Donostia se centra en las estrellas Michelin y las fotos de Instagram; Pollitena te ofrece otra Donostia, una con mucho encanto, precios razonables y una exquisitez sin pretensiones. Entras por la planta baja, tras haber pasado por delante de la puerta y la carta escrita a mano, porque es fácil pasarla por alto, y entonces te das cuenta de que el restaurante está arriba. Es pintoresco. Todos los demás eran españoles/vascos y el personal habla muy poco inglés, aunque están encantados de ayudarte si te equivocas al pedir. La señora no te toma la orden, sino que te invita a comer lo mejor: paella, pescado... todo espectacular. Pero también hay filete con patatas fritas (un trozo de carne fina pero tierno y rosado, perfecto para comer) e incluso pescado rebozado. Puedes pedir un entrante, un plato principal y un postre con —no una copa— una botella de buen vino blanco local (entre dos) por 26 €. Otras mesas tenían un menú del día más elaborado y delicioso, que admiramos. Este restaurante era claramente acogedor y escandalosamente barato comparado con el resto de la ciudad. ¡Repasa un poco de español y ven pronto!