Restaurante Pepe Viera en Poio

Todo de 10. Tanto la atención como la comida.Estaba todo delicioso.

Este restaurante es una auténtica revelación. Pero empecemos por la recepción. Su arquitectura sencilla pero elegante y su ubicación en la ladera con vistas a la bahía justifican por sí solas la visita. La experiencia culinaria de la noche te acerca a la cultura y las singularidades de Galicia de una forma inolvidable. El chef, Pepe Viera, y todo su equipo son excepcionalmente atentos y ofrecen un servicio fantástico.

¡Una experiencia increíble! Las habitaciones son preciosas y ofrecen una vista espectacular de la bahía. Pero la cena lo supera todo. Un viaje culinario por lo que define la región. Abundante pescado y marisco de la más alta calidad, refinado con combinaciones de aromas y sabores extraordinarios, sutiles y sorprendentes. Una experiencia única. Si alguna vez tengo la oportunidad, con gusto volveré. ¡Muchas gracias!

Eso fue increíble. Olimpo de la Cocina Estelar.

La mejor experiencia Michelin hasta el momento, y acumulo unas cuantas en España, Londres y Berlin. Empezando por la comida, continuando por el servicio, acabando por la ubicación y el espacio. La suma de estos tres factores hacen de esta una experiencia inolvidable.

Tuve la oportunidad de disfrutar de la experiencia gastronómica en Pepe Vieira y fue, sin duda, un viaje inolvidable por los sabores y la esencia de Galicia. El menú degustación está diseñado como una historia, donde cada plato sorprende no solo por su técnica y creatividad, sino también por la conexión con el entorno y la tradición gallega. El servicio fue impecable: cercano, atento y con una explicación detallada de cada propuesta, lo que convierte la experiencia en algo mucho más profundo que simplemente comer. El entorno es mágico, rodeado de naturaleza, con unas vistas espectaculares que acompañan a la perfección la velada. Destaco la originalidad de los platos, la delicadeza en la presentación y el equilibrio entre modernidad e identidad local. No es solo un restaurante, sino una vivencia sensorial que recomiendo a cualquiera que busque algo único en Galicia.

Comida excelente pero con baños indecentes. Hemos ido seis personas y hemos comido fenomenal , los camareros educados y atentos, no obstante los baños sucios, sin papel ni toallas. Les informamos sobre esta situación y nadie hizo nada. En este tipo de restaurante nos parece inadmisible

Luces y sombras y detalles por pulir. Acudimos al mediodía a comer y la primera sensación no fue agradable de todo, ya que nos sentaron en una terraza con unas sillas llenas de hojas y de suciedad y nos sorprendió que en un restaurante de esta categoría vean a una clienta limpiar la silla antes de sentarse y no te echen un cable. Los entrantes nos parecieron agradables, bien explicados por un equipo algo nervioso, nos dio la sensación. A continuación, cuando entramos al comedor sí que nos sorprendió negativamente que el mantel contase con tres manchas de grasa como las que adjuntamos. Respecto al menú, cuando elegimos visitar restaurantes de dos estrellas lo que buscamos es encontrar y descubrir técnica, pues Galicia es una tierra que de por sí ya ofrece producto, pero las dos estrellas para nosotros llegan de la mano de una hospitalidad y técnica aplicada que un usuario no puede replicar, y en este caso he de reconocer que sí que la he encontrado en alguno de los platos más icónicos que están fantásticos, como el salmonete pero sin embargo otros nos dejaron bastante fríos, en concreto el carpaccio nos preció que no estaba al nivel y que el punto de algún plato como la merluza no era el óptimo. Igualmente la repostería para mí ha sido la pata más floja, a excepción de los Petit fours. Un aspecto que sí he adorado es la parte de entrar en cocina, un clásico del lugar pues no era nuestra primera vez pero que yo en particular disfruto muchísimo. En resumen considero personalmente que para poseer las dos estrellas ese día en concreto encontramos muchos aspectos que pulir a nivel de estabilidad del menú y pequeños detalles de hospitalidad que no nos hicieron marchar con buen sabor de boca.

Una experiencia única y excepcional, merece la pena de principio a fin. Nos encantó el menú, el servicio, los detalles y sorpresas.

Esta en un paraje privilegiado donde se ve toda la ría, la atención es excelente, el ambiente junto con la música de fondo también es de destacar y la comida esta muy rica, toda la comida el de kilómetro cero, pedimos el menú largo y destacaría el bogavante, la merluza y la lamprea, y su versión de la queimada es muy muy buena, la única pega el maridaje que me pareció muy caro y no te explican por que acompañan los pases con esos vinos,